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sábado, mayo 18, 2024

Desafíos y lecciones: Tras la victoria de Francia comparamos su movilización agrícola con la de España

  • La experiencia francesa destaca la necesidad de acción concreta en la agricultura española, especialmente en regiones como Galicia, donde la mentalidad minifundista obstaculiza la movilización efectiva

La reciente victoria de los agricultores franceses ha resonado fuertemente en toda Europa, marcando un hito significativo en la política agrícola del continente. En un movimiento sin precedentes, Francia ha dado un paso decisivo hacia la protección de su soberanía alimentaria, un derecho fundamental que permite al país cultivar y alimentarse de acuerdo con sus propios valores y tradiciones, independientemente de las presiones externas. Esta medida, que se espera se convierta en ley, representa una ruptura radical con las políticas de globalización promovidas por la Unión Europea y subraya el compromiso de Francia con su sector agrícola

Los logros conseguidos por los agricultores franceses son diversos y significativos. En primer lugar, tras las protestas masivas, el Gobierno francés se comprometió a introducir controles masivos en los hipermercados del país para garantizar el cumplimiento de las leyes relacionadas con el pago justo a los agricultores y la veracidad en el etiquetado de los productos. Esta medida no solo protege los intereses de los agricultores locales, sino que también envía un mensaje claro a los gigantes del comercio minorista sobre la necesidad de respetar los derechos y la dignidad de quienes producen los alimentos.


Además, Francia ha anunciado su firme oposición al tratado Mercosur, que habría inundado los mercados de la UE con productos agroalimentarios de países latinoamericanos, poniendo en peligro la competitividad y la sostenibilidad del sector agrícola europeo. Esta postura refleja el compromiso de Francia con la protección de su agricultura nacional y el rechazo a las prácticas que amenazan su autonomía alimentaria.

Por último, el Gobierno francés ha decidido reforzar su apoyo a los agricultores mediante la permanencia de las subvenciones al gasóleo agrícola y la asignación de 150 millones de euros adicionales de ayuda estatal anual para respaldar a los ganaderos. Estas medidas demuestran el compromiso continuo de Francia con su sector agrícola y su voluntad de proteger y promover el bienestar de quienes trabajan la tierra.

Sin embargo, mientras los agricultores franceses celebran esta victoria histórica, la situación en España presenta desafíos distintos. Aunque algunos agricultores españoles llevan más de una semana movilizándose en busca de reconocimiento, derechos y ayudas para el sector, la participación ha sido desigual en diferentes regiones. Por ejemplo, en Galicia, una de las primeras comunidades agroganaderas de España, la mentalidad arraigada de minifundismo ha dificultado la acción colectiva. Esta mentalidad se refleja tanto en la distribución de tierras como en la actitud de los agricultores, que parecen estar más inclinados hacia la discusión que hacia la acción concreta.

Es desconcertante observar cómo, a pesar de la importancia histórica de la agricultura en Galicia y su potencial influencia en el panorama nacional, la movilización de los agricultores gallegos ha sido limitada y sus acciones han carecido de la contundencia necesaria para impulsar cambios significativos. Mientras tanto, en otras regiones de España, la situación podría ser diferente, con agricultores activos y comprometidos que buscan hacer oír su voz y exigir medidas concretas para mejorar su situación.

La experiencia francesa ofrece lecciones valiosas y ejemplos inspiradores para los agricultores españoles, quienes pueden encontrar en la solidaridad y la acción colectiva el camino hacia un futuro más próspero y sostenible para su sector. A medida que Francia avanza hacia una mayor protección de su soberanía alimentaria y la defensa de los derechos de sus agricultores, España enfrenta el desafío de superar las barreras internas y unificar sus esfuerzos para lograr cambios significativos en el ámbito agrícola. La participación activa y la determinación son esenciales para convertir las palabras en acciones concretas y construir un futuro mejor para todos los agricultores españoles.

 

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