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viernes, octubre 11, 2024

El pastor que lidera el mayor rebaño de ovejas gallegas se retira sin un sucesor y se ni sabe que será de la aldea son los animales

  • El compromiso de Manuel con la oveja gallega se refleja en su larga asociación con la Asociación de Ovella Galega, desde su creación en 1999

Manuel Álvarez, de Maceda, ha sido una figura clave en el renacimiento de la oveja gallega, apostando por la raza autóctona debido a su capacidad para resistir las condiciones extremas de la alta montaña. A sus 65 años, cuida de más de 550 animales y se prepara para su jubilación en un año, aunque ha acordado prolongar su estadía un poco más debido a la falta de un sucesor adecuado.

La provincia de Ourense ha sido fundamental en el proceso de revitalización de la oveja gallega, y Maceda alberga uno de los rebaños más grandes de Galicia, con casi 600 cabezas, según la Asociación de Criadores de Raza Ovella Galega. Manuel Álvarez, con sus 65 años de experiencia en el campo, ha sido un pionero en este movimiento. Desde 1984 ha estado dedicado a la ganadería, inicialmente manejando tanto ovejas como vacas heredadas de la explotación familiar. Sin embargo, su enfoque gradual en la raza autóctona ha demostrado ser exitoso, mejorando la eficiencia de producción y fortaleciendo la resistencia de su rebaño.

El compromiso de Manuel con la oveja gallega se refleja en su larga asociación con la Asociación de Ovella Galega, desde su creación en 1999. El proceso de transición hacia la raza autóctona fue desafiante pero gratificante, con Manuel siendo uno de los pocos ganaderos que lograron identificar y preservar las características genéticas originales de la raza gallega en su rebaño.

La ubicación de su rebaño en la aldea de Castro de Escuadro, en la sierra de Maceda, ha sido estratégica. Manuel ha observado cómo las ovejas gallegas se adaptan sorprendentemente bien a las condiciones de la montaña, aprovechando los recursos naturales de manera eficiente. A pesar de los desafíos, como los incendios forestales que han afectado su tierra, Manuel se ha mantenido firme en su compromiso con la ganadería.

A medida que se acerca su jubilación, Manuel reflexiona sobre el futuro de la ganadería en la región. Reconoce que la falta de relevo generacional es una preocupación, y lamenta la disminución de la población rural. Sin embargo, sigue siendo optimista sobre el papel crucial que desempeña la oveja gallega en el mantenimiento de la vida rural y en la preservación de las tradiciones ganaderas de la región.

El legado de Manuel trasciende la mera gestión del rebaño. Ha sido un mentor para muchos jóvenes interesados en la ganadería, compartiendo su experiencia y conocimientos con la próxima generación de criadores. Su retiro deja un vacío no solo en el mundo de la ganadería, sino también en la comunidad local, donde ha sido un pilar durante décadas.

Manuel ha sido un defensor apasionado de la oveja gallega, destacando su capacidad para adaptarse a terrenos difíciles y su importancia en la conservación de los ecosistemas locales. A medida que se despide de su vida como pastor, deja un legado de dedicación y compromiso con una causa que va más allá de la crianza de animales: la preservación de una forma de vida y de un patrimonio cultural invaluable.

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