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jueves, abril 18, 2024

La hora de las mujeres rurales

En el Día Internacional de las Mujeres Rurales, las mujeres de la CERES —Confederación de Mujeres del Mundo Rural— hicieron un llamamiento a la visibilización, puesta en valor y reconocimiento de su trabajo, su papel en el desarrollo rural, su importancia en los órganos de decisión, y sus derechos económicos y sociales. Bajo el lema «Es la hora de las mujeres», han reivindicado una igualdad de género real, llevada a la práctica. A esta acción se sumó, junto con el Área de la Mujer de COAG —Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos—, la petición al Gobierno de una «Estrategia de Empoderamiento de la Mujer Rural».

En una jornada conmemorativa para el colectivo de las mujeres rurales, nadie mejor que las propias protagonistas para lanzar sus reivindicaciones. María, Dori, Mª José, Carmen, Paloma, Isabel, Inmaculada, Loli, Noelia o Adela son algunas de las mujeres que viven y trabajan en los pueblos españoles. Desde Andalucía, Cataluña, Murcia o Gran canaria, estas agricultoras, ganaderas, cocineras, queseras, etc., comparten una misma lucha y, en ella, tres palabras clave: visibilización, reconocimiento y decisión.

Visibilización, reconocimiento y decisión

Con motivo del Día Internacional de las Mujeres Rurales, se presentan una a una, con nombres y apellidos, a través de las plataformas digitales de CERES, y desde sus granjas o explotaciones agrícolas reclaman que «Es la hora de las mujeres». Entre todas ofrecen un buen perfil de los millones de mujeres rurales que en España reclaman igualdad en el campo y en sus vidas. Estas son sus reivindicaciones:

  • Inmaculada Idáñez, agricultora especializada en el cultivo de tomates, pero también presidenta de CERES y responsable del Área de la Mujer de COAG —tanto a nivel estatal como de Andalucía—, reclama la importancia de que las mujeres ocupen los espacios de toma de decisiones: «Porque nosotras producimos y nosotras decidimos».
  • Dori, agricultora especializada en el cultivo tomates, y Encarna e Isabel en el cultivo de pimientos, coinciden: «Que el Día de la Mujer Rural sirva para visibilizar que hay mucho por hacer, que tenemos igualdad en las leyes pero en la realidad no se pone en práctica». Al igual que Loli, agricultora de almendra, que quiere «Visibilizar el trabajo profesional de las mujeres agricultoras y ganaderas».
  • Noelia, propietaria de una explotación de almendros, cereal y hortícola afirma que: «Somos muchas las mujeres rurales que trabajamos en nuestras explotaciones. Os quiero animar a que nos hagamos más visibles, para recuperar nuestros derechos, unos derechos que nunca nos tendrían que haber quitado. Por lo tanto, os animo a que forméis parte de los órganos de decisión, a que seáis activas en esos órganos decisorios y, de alguna manera, manifestemos abiertamente que sabemos cómo hacerlo bien las mujeres, que es nuestro trabajo. Ánimo».
  • Adela cultiva uvas, pero hay más responsabilidades en la vida de una mujer rural: «Hay que dar un poco de visibilización a lo que hacemos. Que al cabo del día son muchas horas dedicándonos al campo, a la familia, a todo».
  • Carmen, que se dedica al cultivo de frambuesas, reivindica: «Que el Día de la Mujer Rural sirva para poner en valor nuestro papel transmitiendo la cultura de los pueblos y enseñando las tradiciones de la agricultura y la ganadería. Son una parte fundamental de la cultura rural y nosotras somos protagonistas».
  • Desde su quesería, Mari Carmen pone el foco de atención sobre la importancia de un rural sostenible: «Quiero que se reconozca que somos sensibles a la naturaleza, y no queremos que nuestras explotaciones formen parte del devastador sistema de producción que está acabando con lo más preciado que tenemos: la tierra».
  • Paloma e Isabel son ganaderas caprinas. Ambas quieren que se reconozca la labor y el trabajo que las mujeres rurales hacen diariamente: «Nosotras luchamos por el desarrollo de nuestros pueblos. Nosotras hacemos crecer y desarrollar el mundo rural».
  • María José es cocinera en un restaurante, pero en su cocina se utilizan productos de su huerta, y carne de sus corderos churros y de sus pollos de corral: «Si todos y todas consumimos productos de los que producimos en el campo, en el medio rural, contribuiremos a que podamos seguir viviendo en los pueblos. Consumid productos del medio rural».
  • Y desde su finca, en la que recolecta aceitunas, Mª José recalca la importancia de la llegada de las nuevas tecnologías a los pueblos: «Muchas pequeñas empresas y negocios de mujeres mejorarían si la banda funcionara como nos merecemos. Existe también una brecha digital de género».

Estrategia de Empoderamiento de la Mujer Rural

Dentro de las acciones reivindicativas del 15 de octubre, CERES y el Área de la Mujer de COAG pidieron al gobierno que desarrolle una «Estrategia de Empoderamiento de la Mujer Rural», que aglutine todas las acciones dispersas que se han puesto en marcha para favorecer la igualdad en el medio rural, definiendo objetivos e indicadores con perspectiva de género para cada una de las políticas: «La contribución de las mujeres al desarrollo local y comunitario es significativa, pero las mujeres rurales somos una minoría en la toma de decisiones y la planificación, particularmente en el sector agrario. El Gobierno debe ir más allá de medidas concretas que respondan a las necesidades del día a día. Debe incidir en las cuestiones de fondo para eliminar los roles de género establecidos históricamente para los hombres y mujeres que viven y trabajan en el medio rural», ha apuntado Inmaculada Idáñez.

En este sentido, es necesario abordar el desarrollo efectivo de la Ley de Titularidad Compartida de la Explotaciones Agrarias, una nueva PAC —Política Agraria Común— con perspectiva de género, y medidas de apoyo económico y social para las mujeres que viven y trabajan en el mundo rural. El MAPA —Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación— debe liderar una ofensiva, a corto y medio plazo, para que esas iniciativas respondan en fondo y forma a las necesidades de las mujeres rurales.

El gran problema de agricultoras y ganaderas es que siempre se ha entendido que su aportación al negocio familiar es una «ayuda».

Respecto a la Ley de Titularidad Compartida de la Explotaciones Agrarias, desde el Área de la Mujer de COAG y CERES se ha pedido al Ministerio un mayor esfuerzo formativo e informativo, para que los beneficios de la Titularidad Compartida lleguen a todos los rincones del medio rural español: «El gran problema de agricultoras y ganaderas es que siempre se ha entendido que su aportación al negocio familiar es una “ayuda”. Gobierno y Comunidades Autónomas deben trabajar para que esa “ayuda” lleve asociados unos derechos económicos y sociales propios —alta a la Seguridad Social, acceso a prestaciones por las bajas por maternidad y jubilación, etc.—. Por ahí se empieza a construir el verdadero empoderamiento de la mujer rural», ha subrayado Idáñez.

Del mismo modo, es vital que la nueva PAC post-2020, en proceso de negociación en este momento, sea la primera Política Agraria Común con perspectiva de género: «Las mujeres gestionamos el 30 % de las explotaciones agrarias de la UE pero sólo somos propietarias del 12 % de la tierra, frente al 61% controlada por hombres. En ningún apartado, ni tan siquiera en el capítulo de Desarrollo Rural, se habla específicamente de medidas orientadas a facilitar e impulsar el papel de la mujer en la agricultura europea. Integrar la perspectiva de género podría hacerse, por ejemplo, desde la exigencia de personal técnico experto en igualdad para los asesoramientos en desarrollo rural. Es una especie “despotismo ilustrado de Bruselas”: todo para las mujeres pero sin las mujeres. Es algo que en pleno siglo XXI no podemos tolerar», lamenta la responsable del Área de la Mujer de COAG.


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