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sábado, abril 20, 2024

EL MANEJO
en los concursos de ganado

Los concursos de ganado frisón son una de las herramientas más eficaces para dar a conocer el trabajo de los ganaderos en particular y de todo el sector en general. En ellos participan las mejores vacas y se demuestra año a año cómo ha ido mejorando la cabaña. Como dicen quienes participan en ellos, “la mejor vaca en el concurso tiene que ser la mejor en la sala de ordeño”.

Como su nombre indica, los concursos son competiciones. Solo puede ganar uno. Con todo lo que eso implica de positivo y de negativo. Pero, más allá de lo que el público ve en la pista, hay toda una preparación previa, un proceso de trabajo durante la competición y unos efectos en los días y semanas posteriores.

Para conocer todo lo que rodea a los concursos hemos decidido entrevistar a José Alberto Iglesia Vila, de la ganadería SAT Rei de Miñotelo. José Alberto Iglesia Vila (Pastoriza, Lugo, 1991) es uno de los grandes referentes en este ámbito. Su cabaña y él mismo como manejador acumulan cientos de premios en todas las categorías en las que han competido en diferentes concursos por Galicia, España y Europa. A pesar de su juventud, cuenta con la experiencia suficiente como para ser considerado una voz más que autorizada en este campo. Experiencia a la que hay que sumar una actitud digna de elogio: compite para ganar. Siempre.

Preparación Previa

Lo primero que hay que dejar claro es que el día del concurso, el momento de salir con las vacas a la pista, es solo la culminac ión
de un proceso que se desarrollatodos los días del año. Los animales que van a competir están apartados del resto de la cabaña. Tienen una alimentación diferente y todas las semanas se realiza algún ejercicio o actividad que les sirve de entrenamiento. Y se hace un programa de partos de forma que las vacas “top” lleguen a los concursos en el mejor momento de la lactación. En el caso de las novillas (hasta 24 meses de edad) no es necesario controlar el parto, lo que hace algo más sencillo el proceso, pero no por ello se pueden descuidar los detalles.

“Con la alimentación específica buscamos que las vacas vayan delgadas, pero no escuálidas, que sea una delgadez que transmita salubridad. Es fundamental que se presenten abiertas de costilla. Ese aspecto no se consigue reduciendo la ración sino haciendo que coman lo máximo posible. Son raciones con un alto contenido de fibra y proteína y muy bajas en grasa y energía.”

La alimentación de las vacas de concurso tiene una norma muy estricta: el maíz no pueden ni probarlo porque hace que las vacas se pasen del peso ideal.
Lo que comen son forrajes con un alto contenido en proteína, sobre todo determinados tipos de hierba, alfalfa y avena. Es cierto que ese régimen puede salir un poco caro, aunque nada que no puedan asumir las explotaciones que verdaderamente se toman en serio los concursos. Además, comen concentrados entre tres y cuatro veces diarias, si bien les sirve el mismo pienso que comen el resto de vacas.

El proceso de selección de las vacas que irán a los concursos va en función de los criterios de cada ganadero. “Puedes elegirlas cuando son demasiado jóvenes y luego equivocarte porque no tienen la aptitud necesaria. Lo habitual es ir escogiendo lotes más o menos grandes y después ir descartando a las menos válidas hasta quedarte con las que más destaquen.”
Para hacer esa selección hay que domarlas y posteriormente lavarlas y pelarlas para ver sus virtudes y defectos. En el trabajo previo se escogen aquellos animales que tengan las mejores patas y grupas –en el caso de las novillas- y patas, grupas y ubres en el caso de vacas adultas (hay que señalar que la ubre es el parámetro que más puntúa, con un 42% del total). También es importante el aspecto de la cabeza: cuanto más fina, mejor.
“Se buscan animales de cuello fino y largo, de apariencia femenina, con testuz poco ancha. Porque las cabezas finas indican aptitud lechera mientras que si son anchas o gruesas denotan aptitud cárnica.

Igual que si fuera un deporte, las vacas necesitan entrenamiento.
Una vez que se seleccionan para competir, se doman y se las hace pasear para que se acostumbren al ritmo. El objetivo es que se adapten a caminar llevadas por el manejador y que lo hagan de forma que nada les altere ese proceso.
Así, no se pondrán nerviosas por la presencia de público en la pista del concurso y caminarán como en los entrenos. Para las vacas que nunca participaron en competición, es necesario hacer esos ejercicios tres o cuatro veces a la semana los dos meses previos al concurso.”

A medida que se acerca el concurso, se les corta el pelo varias veces para que vayan adquiriendo una apariencia fina y estilizada. Se incide especialmente en el pelado del lomo de forma que quede lo más recto y levantado posible.

Obviamente, estos métodos de trabajo son los más adecuados para ser competitivo y para tener opciones de ganar. Alberto nos cuenta que hay algunos compañeros suyos que preparan a las vacas casi la semana antes del concurso. “Cada uno prepara a sus animales como quiere y como puede, pero es imposible que pueda ganar quien no hace un trabajo constante todo el año. Eso pasa en todos los ámbitos de la vida.”

Este joven ganadero y manejador explica que la preparación de las vacas para los concursos requiere tiempo y que no en todas las explotaciones hay el suficiente para dedicarlo a este ámbito. Por eso dice que es muy importante que el ganadero sienta pasión por los concursos y no le importe dedicar parte de su tiempo libre a poner a los animales en las mejores condiciones. Sólo así se puede ser competitivo y ganador.

Además de manejador, Alberto también está capacitado para trabajar en la presentación de las vacas, para darles el mejor aspecto posible. El pelado es una de las facetas que realiza desde hace años. “Yo aprendí lo básico en los cursos que organiza la Federación Frisona Galega (Fefriga) tanto a nivel teórico como práctico. Pero lo importante, como en otras actividades son las horas de práctica para conocer bien el trabajo. Yo tuve la suerte de conocer a Alberto Medina, de Asturias, que es el mejor pelador de España. Trabajo con él en los concursos porque es un gran profesional que se dedica al 100% al pelado de las vacas. El verano lo pasa en Estados Unidos y Canadá rapando vacas en concursos que son un referente mundial. Es tan válido que puede trabajar en exclusiva en esa labor.” Incluso tienen vacas a medias porque Medina sirve embriones para esta ganadería.

Y es que el pelado es uno de los parámetros que más van a influir en el resultado final del concurso.
“En uno de los cursillos que realicé, uno de los monitores nos dijo que estaremos totalmente preparados una vez que hayamos pelado 2.000 vacas. Yo aún estoy lejos de esa cifra. Hoy todos tenemos acceso a las mejores máquinas de rapar y podemos hacerlo con frecuencia, pero es innegable que hay que tener un don de nacimiento, una sensibilidad especial para hacerlo bien. A mí me gusta pelar, pero me gusta mucho más manejar, hacer desfilar a la vaca. Bueno, cada uno tiene su habilidad.”

Dentro del concurso

La relación con las vacas en los días de concurso, sobre todo en las horas previas, es otro apartado clave. “Estamos a su lado el mayor tiempo posible, vigilando mucho la alimentación.
Hay que ser consciente de que salir de la explotación supone un cambio brusco para la vaca y tenemos que vigilar tanto el traslado como la estancia en el recinto del concurso y el regreso a la granja. No es nada raro que cojan mamitis al cambiar su entorno habitual. También hay que tener mucho cuidado para que no se enfríe cuando la lavamos o que pase demasiado calor en el cubículo.”

Es de sobra conocido que las vacas que concursan pasan por un proceso de “maquillaje”. Se utilizan ceras, geles o lacas abrillantadoras que se aplican sobre todo en las ubres para que luzcan más. Y hay que empezar a aplicar esos productos en las semanas previas y no solo el día del concurso. “Hoy en día todos tenemos acceso a los mismos productos, exactamente los mismos. Porque todos los compramos a una empresa holandesa que es la única distribuidora en Europa. La única diferencia está en el cómo los usemos. Son caros, es verdad.
Pero es que en el mundo de los concursos casi todo lo es.”

Alberto reconoce que hace años pudo haber prácticas que eran poco éticas o incluso nocivas para los animales y que se recurría a ellas para embellecerlos y adulterar su aspecto. Inyectar agua en las ubres para equilibrarlas, utilizar pegamentos industriales para fijar el pelo y otras cosas. “Yo llevo en esto desde 2004 y nuca vi nada de eso, aunque sí que oí comentarios sobre el tema. La verdad es que hoy en día es imposible hacer cosas así. Primero porque estaríamos perjudicando a los animales, que son nuestro medio de vida.
Y segundo porque cualquier juez detectaría fácilmente cualquier acción de ese tipo. Aparte de que esos trucos no sirven para nada; lo que decide el concurso es el trabajo previo que se haya hecho en la explotación durante meses.”
Y además en los concursos más importantes ya se aplican observaciones con scanner que detectan cualquier anomalía respecto a la apariencia normal de la vaca.

En los concursos de ganado, como es lógico, lo que más valora el juez es la capacidad y apariencia de la vaca. El manejo en la pista puede influir, pero en mucho menor medida. De hecho, influiría más en lo negativo que en lo positivo, es decir, un error de bulto del manejador restaría muchos puntos, pero un manejo perfecto no garantiza la victoria. Así pues, la vaca será la que marque la posición de la ganadería en la competición.
“La vaca que va al concurso tiene que ser la que más rinda en la ganadería, la que más leche dé. Debe estar delgada pero compacta, con las costillas abiertas y la ubre firme. Por ejemplo, no puedes llevar a una vaca muy delgada y ancha pero que sea de sexto parto porque va a tener la ubre descolgada. La ubre debe estar compactada con todo el cuerpo. Las vacas que dan más leche son las más delgadas y las de costillas más abiertas y esa capacidad de producir leche se manifiesta en la morfología.
Esa es la clave: el trabajo en casa alimentándola con forraje muy rico en proteína y un manejo muy cuidadoso.”

Alberto explica que, si bien el manejo y la alimentación son fundamentales, tampoco pueden obrar milagros. Es decir, si una vaca es genéticamente inferior a otra, será muy muy difícil que pueda vencerla. Entre vacas de similar nivel sí que puede decidirse la clasificación por el trabajo del ganadero, pero es casi imposible que una vaca de 10 sea derrotada por una de 5.
Las diferencias son demasiado evidentes. E, insistimos, muy mal lo tendría que hacer el manejador para que la vaca de menos nivel venza en la pista a la superior. Rematadamente mal.

Como en todas las competiciones en las que el ganador se decide por el criterio de un juez, siempre puede haber disconformidad con el resultado. “Hombre…es algo que nos pasa a todos. Siempre va a haber un día en que no estés de acuerdo con el resultado, es inevitable. Pero, en general, tenemos mucha confianza en la labor de los jueces. Y también es inevitable que cada uno tengamos un juez que nos parece mejor que otro. Lo que yo creo es que los jueces deben presenciar concursos por todo el mundo, tener la mente abierta para ver cómo se trabaja en otros lugares y con qué criterios.”

Panorama competitivo

El nivel de los concursos en Galicia es bastante alto y se mejora cada año, aunque aún estamos lejos de otros lugares en los que está más profesionalizado. Por ejemplo, en Italia se trabaja de forma diferente y más eficaz. “Los italianos son quizá los más profesionales en este campo. Le dedican mucho más tiempo que cualquiera de nosotros. Influye el hecho de que en Italia se paga la leche muchísimo mejor que en España y eso hace que tengan recursos para preparar mejor tanto a las vacas como las técnicas de manejo.

Nosotros aspiramos a que, al menos, se mantengan los concursos que tenemos ahora.
Fefriga y los Africor hacen un buen trabajo y esperamos que continúe y, por supuesto, que vaya a más. Al fin y al cabo, cuando vamos a competir también estamos poniendo en valor el nombre de esas asociaciones y el de la ganadería gallega en general.” Alberto cree que las administraciones podrían colaborar más activamente en los concursos mediante subvenciones o participación en los premios. No olvidemos que estos eventos tienen mucha proyección –al menos en el sector- y suponen una gran promoción. Además, le gustaría que el calendario de concursos gallego fuese más racional y estable y que hubiese más posibilidades de participar en todos los certámenes.

A punto de cumplir 28 años, este joven ganadero tiene claro que se va a retirar de los concursos mucho antes de cumplir los 50 años, a diferencia de otros compañeros que siguen compitiendo pasada esa edad.
Sus hermanos más pequeños son también aficionados así que el relevo estaría garantizado.
Por el momento no se plantea convertirse en juez, aunque conocimiento y experiencia tiene de sobra. “Hice casi todos los cursos de juez y solo me falta un apartado y los reciclajes para ser juez oficial de CONAFE, pero ya digo que no es algo que me preocupe o que vea como una opción laboral a corto plazo. De momento prefiero ganar concursos que juzgarlos.”

Como decíamos al principio, Alberto no va a los concursos a participar. Va a ganar. “Con la de horas que dedico a esto al cabo del año y con el trabajo de selección y preparación que se hace con nuestras vacas, no me conformo con ir a desfilar. Yo quiero ganar porque para eso me preparo. La competitividad es buena para que las cosas funcionen. Si luego no gano no pasa nada, pero siempre salgo con el objetivo y la mentalidad de ganar.” El ganadero calcula que a final del año dedica tres horas diarias a preparar los concursos y también tiene en cuenta los esfuerzos que el resto de trabajadores de la explotación tienen que hacer para que él pueda ir a competir.
Por todo eso, su mentalidad y ansia de victoria están más que justificadas. Mentalidad y ganas que, por otro lado, comparten otros muchos jóvenes que, como él, asisten a las competiciones más importantes. También tiene claro que el día que no esté en condiciones de competir dejará de ir a los concursos. No se ve yendo a la competición con dos o tres vacas insuficientemente preparadas respecto a lo que ha sido hasta ahora su método.
Ojo, ganar no siempre significa quedar primero. “En los concursos gallegos siempre quiero ser el primero y solo así creo que he ganado, pero en los nacionales e internacionales considero que estar arriba en la clasificación ya es una victoria porque compites contra muchísimos ganaderos y hay cantidad de ellos que tiene más medios para prepararse que nosotros.”

En la pista, la clave es dar sensación de homogeneidad con el animal. “Que se note coordinación, como una pareja de baile. El juez debe percibir que la vaca va contigo perfectamente, que se deja guiar para que tú puedas resaltar sus virtudes y disimular sus defectos. Como digo, eso se consigue a base de entrenamiento en la ganadería.
Esos detalles son los que hacen que quedes en uno u otro puesto en la clasificación final. Si la vaca está dando vueltas por la pista sin ton ni son, no obtendrás el resultado que esperas. Por supuesto, está prohibido dar el más mínimo golpe a la vaca; vaya, ya no es que esté prohibido, sino que el juez lo vería y restaría puntos. Aparte de que si hay que tirar mucho de una vaca pierde su homogeneidad y su apariencia empeora.”
Contrariamente a lo que se pueda pensar, el manejador apenas habla con la vaca en la pista.
Si están bien entrenadas, no es necesario hablarles. Y si no están bien entrenadas, de poco sirve que les hables. El contacto físico se reduce a guiarla con los correajes que lleva en la cabeza y darle alguna caricia en el lomo o los costados para que se relaje.

¿Y qué hay de la condición física del manejador? A diferencia de los deportes, no es necesaria una condición física especialmente buena, no se requiere estar en buena forma. Por consiguiente, tampoco es necesario entrenarse durante el año ni realizar estiramientos o calentamientos antes de competir. Aunque, cuanto mejor se esté, mejor será el resultado, como pasa en todo.
“Yo, por ejemplo, he estado ocho horas seguidas moviendo vacas en concursos, pero es porque siempre participo con bastantes animales; lógicamente, eso puede pasar factura al final del día.” Lo que sí puede influir es la estatura: una persona demasiado baja tendrá dificultades para manejar una vaca grande; irá dándole tirones u obligándola a agachar la cabeza y eso no queda bien.

Preguntado sobre la presencia y las posibilidades de victoria de las frisonas de pelaje rojizo en los concursos, Alberto nos explica que su presencia es anecdótica –aunque hayan ganado en alguna ocasión- porque su porcentaje también es muy reducido respecto al total de la cabaña gallega.

Balance

Por causa de su amplia experiencia, es habitual que algunas empresas y ganaderías contraten a Alberto como pelador o como manejador en concursos en los que él no participa. Aunque le gusta, es algo que va dejando de lado porque su explotación está creciendo y es necesario dedicarle cada vez más tiempo. Por eso no se plantea dedicarse profesionalmente a los concursos en exclusiva.

En cuanto al balance económico de los concursos, este ganadero lo tiene claro: ganar es rentable y perder no. “Yo este año he ganado los concursos de Muimenta, Silleda y Santa Comba y eso ha supuesto un beneficio económico porque son los más importantes de Galicia; aparte que la granja gana en prestigio e imagen. Ahora bien, si no ganas lo normal es que pierdas dinero.
No te vas a arruinar –ni mucho menos- pero tendrás más gastos que ingresos. Yo llevo seis años ganando siempre algún concurso y eso también me facilita seguir participando y me sirve de motivación. Lo que está claro es que cada vez es más difícil ganar porque no hay trucos secretos, todo está inventado y el nivel es más alto con cada año que pasa.
Y luego también es importante para el balance la cantidad de animales que lleves.” En el caso de SAT Rei de Miñotelo siempre participan con entre 10 y 18 animales en los campeonatos gallegos y con 8 en los nacionales. “Y es que, una vez que decides ir, procuras competir en todas las secciones que te sea posible.” Para Alberto, hay tres citas fijas en el calendario de concursos: La Moexmu de Muimenta (Cospeito, Lugo) el regional de Gandagro (Silleda, Pontevedra) y el nacional de Gijón (Asturias).

La explotación

SAT Rei de Miñotelo (Aguarda, Pastoriza, Lugo) se constituyó en 2004 y tiene como socios a Alberto, sus padres y uno de sus hermanos. La cabaña la componen 150 vacas en ordeño, 15 secas y 125 animales de recría. Cuentan con dos naves en la instalación principal y una más alejada para la recría. En las dos naves principales conviven animales de diferente proceso, aunque con espacios delimitados.

Disponen de 226 cubículos con cama de arena que se limpia tres veces al día para garantizar la mejor salubridad. También usan cama caliente de paja para algunos animales jóvenes. La ventilación se realiza mediante las aberturas en las paredes de las naves, sin ningún componente artificial.

El control lechero lo realiza Africor Lugo de forma alterna (un mes por la mañana y otro por la tarde). La producción anual es de 1.900.000 kilos, superior a la que tenían cuando desaparecieron las cuotas. La media de litros por lactación se sitúa en 12.500. El ordeño se hace en una sala de espina de diez puntos a las 7.30 y a las 18.30. La media diaria es de 36 litros diarios por vaca con un índice de 4,20 de grasa y 3,30 de proteína. Las células somáticas están en 160.000 por litro.

La leche se la venden por contrato semestral a Reny Picot.
Hasta hace poco vendían a otra industria, pero el cambio les ha supuesto una mejora de 6.000 euros mensuales.

La media de lactaciones por vaca es de 3,2 y el destete de novillas se produce a los 90 días. La primera inseminación llega entre 13 y 14 meses, de forma que dan a luz antes de cumplir dos años. Para inseminar apuestan al 90% por toros probados con hijas. También apuestan claramente por el semen convencional, dejando el sexado para ejemplares muy concretos de alta producción. La media de inseminaciones está en 2,6. Las vacas adultas son inseminadas en el primer celo después de parir, es decir, 60 días después de dar a luz y cuando están en plena producción.

Como buenos participantes en concursos, el parámetro que más buscan en el cruce de las vacas es la capacidad de ubres. Como curiosidad, nos explican que en esta granja hay vacas que llevan 700 días seguidos dando leche y aún son capaces de producir 25 litros diarios.

La explotación dispone de un carro mezclador vertical autopropulsado.
El tener una nave situada a tres kilómetros de la instalación principal fue uno de los motivos que les llevó a hacerse con este tipo de carro.

Las fosas de purín son cuatro, con una capacidad para cuatro millones de litros de residuos que se utilizan íntegramente para abonar las fincas.

Para los cultivos trabajan una superficie de 60 hectáreas, casi en su totalidad de titularidad propia.
Las fincas son de buen tamaño, de forma que las 35 hectáreas que dedican a maíz se concentran en tan solo cinco fincas. Las otras 25 hectáreas se destinan solo a hierba.

Dado que no pertenecen a ninguna CUMA, en la SAT tienen un amplio parque de maquinaria y solo delegan en empresas externas labores muy concretas en épocas de recogida.

En la explotación trabajan cuatro personas a tiempo completo y disponen de días libres en función de las necesidades de la granja.

 


 

LEE LA REVISTA AFRIGA #140

 

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