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viernes, abril 19, 2024

«En el pastoreo hay un importante componente de aprendizaje continuo»
Xan Pouliquen Kerlau | Ingeniero agrónomo y asesor agroganadero

Xestión Agrogandeira e Natureza SL es el proyecto que impulsa Xan Pouliquen Kerlau, ingeniero agrónomo y asesor agroganadero. Cuarenta explotaciones de Galicia y Asturias trabajan en esta iniciativa en la que el pastoreo es la esencia. Uno de sus pilares fundamentales es la puesta en común de las experiencias particulares, no para ver quién gana, sino para aprender unos de otros. Nos entrevistamos con Xan para conocer más detalles sobre los diferentes modelos de pastoreo que está asesorando.

Fotos: Jose Santiso


Se podría pensar que el pastoreo supone una vuelta a los años ochenta, con muchas explotaciones pequeñas con vacas que iban al prado, ¿existe algún parecido?

Hay aspectos que pueden resultar parecidos, pero la diferencia es abismal. Antes se trabajaba con cargas ganaderas menores y con producciones reducidas, ahora se le exige mucho más tanto al terreno como a las vacas. La mano de obra también es diferente, y los conocimientos técnicos son muy superiores. El trabajo que se hacía entonces no sería rentable en este tiempo, pero lo mismo pasa en convencional: las explotaciones de intensivo de hace treinta años nada tienen que ver con las de ahora.

Organizamos grupos de discusión en los que presentamos los resultados periódicos, los analizamos y debatimos. No se trata de una competición, sino de una herramienta de conocimiento para mejorar.

Una de las herramientas del sistema de gestión de pastoreo que ustedes llevan a cabo consiste en el diálogo entre los participantes, ¿cómo funciona?

Conviven ganaderos, climas, razas y modelos muy variados. Organizamos grupos de discusión en los que presentamos los resultados periódicos, los analizamos y debatimos. No se crean tensiones porque no se trata de una competición, sino de una herramienta de conocimiento para mejorar. Las reuniones sirven también para aclarar aspectos técnicos y para que el ganadero se sienta apoyado. Me explico: muchas veces tienen que oír comentarios de vecinos o de comerciales que pueden hacerles dudar de la decisión tomada. En los grupos de trabajo refuerzan la confianza en la opción elegida.

En los últimos tiempos algunas industrias han puesto en marcha modelos de pastoreo parcial, pagando más al productor y vendiendo también más caro, ¿son modelos distintos al que propugna Xestión Agrogandeira?

En efecto, son formas muy distintas de producir. En principio veo esa iniciativa de las industrias como algo positivo, porque ofrecen un nuevo modelo a los ganaderos. Además, abren la posibilidad de que se vaya a un pastoreo más desarrollado.

Al hilo de las relaciones con la industria, ¿es necesario, o al menos recomendable, que las explotaciones de pastoreo vayan asociadas a proyectos industriales como leche cruda, quesería propia, venta directa, etc.?

Eso es una opción personal, no tiene por qué ser un objetivo. La venta a industrias es una opción tan válida como otra. No todo el mundo tiene la capacidad de producir elaborados, o puedes ser capaz de producir pero no de comercializar. Tan exitoso puede ser hacer quesos como seguir vendiendo leche a nuestra industria de siempre. Cada ganadero decide.

Lo importante es que elijas la raza adecuada para tu sistema de pastoreo. En nuestro proyecto siempre analizamos las condiciones de la explotación antes de decidir con qué raza se trabaja.

¿Es la raza jersey la más adecuada para el pastoreo, la que garantiza mejores resultados?

Revista AFRIGA — Pastoreo — Xan Pouliquen KerlauHay muchas formas de pastar, y lo importante es que elijas la raza adecuada para tu sistema de pastoreo. Por ejemplo, en un sistema de corte más intensivo, con cultivo de maíz y vacas de alta producción, es más recomendable la frisona. En cambio, en un modelo muy extensivo con poca producción y un solo ordeño, es mejor la jersey. ¿Que te dedicas a hacer quesos? En ese caso puedes optar por otras razas. En nuestro proyecto siempre analizamos las condiciones de la explotación antes de decidir con qué raza se trabaja. Tenemos granjas de frisona, de jersey, de parda, de roja sueca, de fleckvieh, de normanda, de montbelliarde… y con convivencia de razas y de cruces. Yo abogo por la variedad. Ojo: variedad de razas pero con vacas de parámetros similares en cuanto a tamaño y producción, para que no haya problemas en cubículos y salas de ordeño, por ejemplo. Y no olvidemos que, dentro de una misma raza, hay también distintas variedades más adaptadas a uno u otro sistema.

La fauna salvaje, como el lobo, el corzo y el jabalí, ¿no supone un problema para unas vacas que están tanto tiempo al aire libre?

El corzo no nos afecta apenas. El jabalí entra en algunas praderas, sí, pero estarán a salvo mientras siga habiendo maíz —risas—. El lobo causa bajas, es innegable. Hay soluciones, hay que ser previsor. Ya hemos hablado de usar mastines para proteger a las vacas, y a veces necesitaremos poner mucho más pastor eléctrico. Es verdad que supone un gasto, pero a la vez es un ahorro ya que protege a los animales. Soy muy partidario del pastoreo nocturno, que consiste en volver a llevar las vacas al prado después del ordeño de tarde y que duerman allí, porque optimiza el aprovechamiento del pasto, reduce el trabajo de limpiar las cuadras y disminuye la posibilidad de que las vacas enfermen de las patas al descansar sobre hierba. Hay gente que se está apuntando a esa opción, pero sigue siendo minoritaria por el miedo al lobo.

¿Son necesarios o recomendables los perros pastores?

Soy partidario de su uso en una doble vertiente: por un lado están los mastines y otras razas, que defienden al rebaño de los ataques del lobo, y por otro los perros pastores que ayudan en los desplazamientos del rebaño de unas parcelas a otras. Un problema es que adiestrarlos lleva bastante tiempo, casi dos años, y eso es tiempo de trabajo que no dedicamos a otras labores, aparte de que no cualquier raza vale para pastorear. El más efectivo, que no el único, es el border collie. El uso de perros es útil cuando hay falta de mano de obra, las parcelas están dispersas y hay que cruzar carreteras. En ese caso, el perro sustituye a una de las dos personas que serían necesarias para el traslado de las vacas.

Existe la opción del ordeño a pie de prado con equipos móviles, algo que se hace mucho en las Azores pero aquí es testimonial, ¿tiene futuro ese sistema?

Es una opción que depende de cada granja. Yo asesoro a una explotación que no podría dedicarse al pastoreo si no practicase el ordeño en prado, pero es solo un caso. Uno de los principales inconvenientes es tener que ordeñar con bajas temperaturas o lluvia. Eso se podría solucionar incorporando dispositivos de calefacción a las salas móviles, o incluso agrupando partos para reducir el número de ordeños en las épocas frías del año. También hay quien no aguanta el calor y podría hacerlo al revés. En fin, ya digo que es una opción que depende de las prioridades de cada quien. Lo que está claro es que la cadena sanitaria y de frío de la leche está garantizada, ya que la limpieza del circuito es la misma que en la convencional y la leche va directa al tanque de frío. Incluso se ahorra el tiempo de trabajo y los productos de limpieza que hay que aplicar en las salas de ordeño. Cabe decir que con el ordeño a pie de prado hay dos opciones: bien llevar la leche del prado a un tanque más grande en nuestra propia granja, o bien llevarla directamente a la industria. Y hasta se puede utilizar una sala móvil como si fuese fija: en el caso de parcelas muy separadas, podemos instalar la móvil en un punto fijo y ahorrarnos el coste de construir una nueva sala fija.

¿Y los robots móviles?

Es algo que aquí aún está empezando, y todavía no veo que esté muy adaptado a sistemas de pastoreo. Sí, hay modelos que tienen el robot en el prado en la época de pasto y luego lo trasladan a la cuadra cuando las vacas no salen. Pero lo ideal sería —y se está trabajando en ese sentido— que el robot pueda desplazarse fácilmente de parcela a parcela o de grupo a grupo de parcelas. Habrá que ver cómo evoluciona todo esto. Lo que parece es que siempre tenderemos a optimizar el uso del robot por encima del aprovechamiento del pasto, y no es eso lo que se pretende con el pastoreo.

La recría no es tan necesaria como en otros modelos por la longevidad. En el pastoreo los animales tienen más partos y están más tiempo en la granja.

Da la sensación de que la recría no es prioritaria en los sistemas de pastoreo, ¿cuál es el motivo?

No es que no sea prioritaria, lo que pasa es que no es tan necesaria como en otros modelos por la longevidad. Es decir, en sistemas intensivos las vacas están más forzadas, aguantan menos tiempo y tienen que ser reemplazadas con más frecuencia. En el pastoreo los animales tienen más partos y están más tiempo en la granja. Precisamente hemos tenido algún problema, que ya estamos controlando, en explotaciones que mantenían la mentalidad de recriar todo lo que nacía. Así se genera una sobrepoblación de vacas a las que hay que mantener. Cada ganadero debe fijar sus criterios de recría, la elección de los animales que se quedan, en función de sus objetivos de producción y de funcionamiento de la granja. Una buena opción es vender los ejemplares que sobran —cebados o no, depende de cada uno— a los mataderos o cebaderos. Por poco que nos paguen, siempre será más rentable que mantener durante meses a un animal que no necesitamos. Ojo, no digo que la recría no sea importante, pero si en convencional se necesita una tasa de reposición anual del 50 %, en pastoreo llega con el 20 o el 25 %.

La agrupación de partos y el famoso mes sin ordeño son objetivos de muchas explotaciones en pastoreo, ¿es algo factible?

No estamos hablando de utopías, es una cuestión técnica con sus ventajas y sus inconvenientes. Se puede agrupar en uno o en dos picos de partos o en diferentes momentos del año. Conozco el caso de un ganadero que concentró los partos para poder irse de vacaciones todo el mes de agosto con sus hijas. Es un ejemplo de dar prioridad a la calidad de vida por encima de la productividad. Lo idóneo en la agrupación de partos es hacer coincidir el momento de mayor producción del rebaño con el de la máxima producción de hierba en el pasto. Esto sucede a partir de marzo, de modo que el rebaño debería estar «seco» en los meses de diciembre, enero o febrero. Si decides que sea agosto el mes sin ordeño, te encuentras con que la máxima lactación la tendrás en noviembre, que es un momento de poco pasto. La ventaja del mes sin ordeño mediante la agrupación de partos es que puedes estar treinta días con muy poco trabajo. La principal desventaja es que la industria a la que sirves la leche puede penalizarte por ese período sin servicio. Y cuanto menor es el rebaño, más difícil es la agrupación, porque la producción se ve más condicionada.

Otro de los «tópicos» sobre el pastoreo dice que se pasa a ser más agricultor y menos ganadero, ¿tiene algo de cierto?

Bueno, lo primero es tener voluntad de cambio y una mente abierta para afrontar lo nuevo y desprenderse de lo anterior. Y esto es lo más difícil porque, al fin y al cabo, vamos a seguir trabajando la tierra solo que de una manera diferente y no excesivamente complicada. Pero, ya digo, hay que estar dispuesto mentalmente. Por otro lado, en el pastoreo hay un importante componente de aprendizaje continuo. Tienes que observar la tierra a lo largo del tiempo y llegar a conclusiones que permitan anticipar lo que más conviene a cada momento. Lo que hacemos en este proyecto es dar formación sobre lo que es el pasto, y luego hacer una labor de acompañamiento para asesorar en el trabajo con las parcelas. Ahora visitamos cada diez o quince días las explotaciones. Mi idea es estar con este acompañamiento durante tres años y después desaparecer, llegar a que el ganadero sea plenamente capaz de gestionar su tierra, como hacía con el maíz. El acompañamiento presencial es básico porque por teléfono nunca conoces el estado real de un prado.

Por regla general no soy partidario del uso del maíz, porque apuesto por trabajar poco la tierra y buscar la reducción de costes, la ecología y la sostenibilidad a largo plazo.

Parece que el pastoreo es incompatible con la producción y ensilado de maíz, ya que se necesita la tierra para pasto, ¿es esto así?

No se puede hacer una afirmación general válida para todas las granjas. Creo que si tenemos mucho terreno es mejor aprovecharlo todo para pastos, pero puede ser recomendable plantar cereal cuando estamos en las etapas de transición de intensivo convencional a pastoreo o a ecológico, para garantizar la alimentación. Y también podría plantearse cuando tenemos las parcelas muy dispersas. En todo caso, es el ganadero el que debe valorar si mantiene el maíz o no en función de sus objetivos. Eso sí, lo que gastemos en producir maíz tendremos que compensarlo con una mayor producción de leche. También reconozco que, por regla general, no soy partidario del uso del maíz, porque apuesto por trabajar poco la tierra y buscar la reducción de costes, la ecología y la sostenibilidad a largo plazo.

También parece imprescindible disponer de bastante terreno para dedicarse al pastoreo, y en Galicia no siempre es fácil por el minifundismo: ¿supone esto un freno? ¿Cómo se puede solucionar?

Es evidente que tener tierra es imprescindible, pero no tanta como se pueda creer. Hay quien piensa que se necesitan cincuenta hectáreas agrupadas, y no es así. Depende de los objetivos. Por ejemplo, una persona —es decir, un sueldo digno— puede desarrollar una explotación de pastoreo con entre quince y veinte hectáreas bien distribuidas. Obviamente, será necesaria más tierra cuanta más gente dependa económicamente de la granja, sin olvidar que la distribución es tan importante como el tamaño. Poco efectivas pueden ser sesenta hectáreas si las atraviesan cuatro carreteras, una vía férrea, tienen poca agua y están divididas en treinta parcelas.

Revista AFRIGA — Pastoreo — Xan Pouliquen Kerlau

El manejo de los prados, ¿es muy diferente de unas explotaciones a otras en cuanto a cultivos?

La producción vegetal depende del manejo. Si no es la adecuada, es que algo se está haciendo mal. Se puede sembrar un prado hoy y dentro de cinco años no ser necesaria la semilla porque dejamos que la propia pradera se autosiembre, o podemos consumir el pasto antes de que semille. La altura de pasto que dejemos dependerá de nuestros objetivos y de las características del terreno. Por ejemplo, en un prado que está mal puede ser conveniente trabajar con alturas reducidas, para rebajarlo aún más y que se renueve él solo. En cuanto a los cultivos, se suele recurrir al raigrás y el trébol blanco, pero es solo una base. Ya digo que mi apuesta es la diversidad, también en cultivos. Ahora se está empezando un trabajo interesante con alfalfa en Galicia, tenemos trébol violeta e incluso hay proyectos de siembra de cereal sin laboreo. También se pueden usar otras gramíneas y leguminosas. Igualmente, hay que tener en cuenta que una parte de la producción tendrá que ir a ensilado. Se ensila lo que no se pasta, principalmente en rulos por una cuestión de manejo, pero sin descartar las trincheras en algunos casos.

¿Es necesaria la presencia de masas arbóreas en las explotaciones de pastoreo?

No son imprescindibles pero sí muy positivas. Pueden ser interesantes para granjas que tienen establos en malas condiciones, o que directamente carecen de ellos, porque sirven como refugio en invierno y también para que las vacas estén más frescas en verano. Si contamos con ellas, lo mejor es aprovecharlas.

Hace tiempo que al pastoreo se le dio de lado y no se ha trabajado por su profesionalización desde ningún ámbito público ni privado, salvo casos muy puntuales como nuestro proyecto.

¿Qué posibilidades de formación hay disponibles para quienes deseen pasarse al pastoreo?

No muchas, la verdad. Ni formación ni acompañamiento. Ya hace tiempo que al pastoreo se le dio de lado y no se ha trabajado por su profesionalización desde ningún ámbito público ni privado, salvo casos muy puntuales como nuestro proyecto. Tal vez las empresas que venden las semillas para nuestros pastos podrían estar interesadas en crear apartados formativos para pastoreo pero, a día de hoy, no hay recursos formativos bien desarrollados.


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LEE LA REVISTA AFRIGA #137

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