Erimsa, filial gallega de la compañía noruega Elkem, planea una mina de cuarzo a cielo abierto de 1.000 hectáreas en A Coruña, enfrentando oposición debido a su impacto negativo en tierras agrícolas ecológicas y el medio ambiente
Erimsa, la filial gallega del grupo noruego Elkem, ha solicitado permiso para explotar una mina de cuarzo en una superficie de 1.000 hectáreas en los municipios de Frades, Mesía, Ordes y Oroso en A Coruña. Esta extensión equivale aproximadamente a 1.400 campos de fútbol. La explotación minera requerirá alquilar tierras agrícolas, incluyendo aquellas dedicadas a la agricultura ecológica, que perderían su certificación.
Diversos colectivos, como el Sindicato Labrego Galego, ya se han opuesto anteriormente a proyectos similares debido a los efectos adversos que la minería a cielo abierto tiene sobre el medio ambiente. Estos efectos incluyen la destrucción de hábitats, la contaminación del suelo y el agua, la erosión del suelo y el consumo excesivo de recursos hídricos.
Erimsa, con sede en A Coruña, proyecta una mina a cielo abierto en la comarca de Ordes con una inversión estimada de 5,9 millones de eurosy una vida útil de 30 años. El Diario Oficial de Galicia ha publicado que la Xunta ha puesto el proyecto y el estudio de impacto ambiental en información pública durante un mes.
En 2015, Erimsa obtuvo un permiso de investigación para evaluar la extracción de cuarzo. Ahora, la empresa ha replanteado el proyecto inicial, reduciendo la superficie de explotación en unas 160 hectáreas y alejándola del río Tambre. El Sindicato Labrego Galego criticó un proyecto anterior de esta misma compañía en Mesía, que abarcaba 210 hectáreas.
El plan actual afectaría a zonas de producción agraria. La empresa prevé alquilar las fincas necesarias para la explotación, advirtiendo a los propietarios que estas tierras no podrán ser incluidas en solicitudes de ayudas de la Política Agraria Común (PAC) y perderán su condición de inscritas en producción ecológica.
El acceso a la mina se realizaría desde la carretera AC-224 al norte y desde la carretera CP-3802 al sur. Erimsa aprovecharía las instalaciones existentes en su explotación de Frades para el tratamiento del mineral, y se prevé una producción de 384.841 toneladas de cuarzo metalúrgico. De las 106 prospecciones realizadas, 85 han sido positivas.
Impactos ecológicos de las minas de cuarzo a cielo abierto
Las minas de cuarzo a cielo abierto pueden causar varios impactos ecológicos significativos. La remoción de grandes cantidades de suelo y roca transforma el paisaje natural y destruye hábitats de fauna y flora locales, lo que puede llevar a la fragmentación de ecosistemas. Durante el proceso de extracción y procesamiento del cuarzo, se pueden liberar contaminantes al suelo y al agua.
La eliminación de la vegetación y la capa superior del suelo hace que la tierra sea más susceptible a la erosión, especialmente durante las lluvias intensas. Esto no solo degrada la calidad del suelo, sino que también puede llevar a la sedimentación de ríos y arroyos, afectando los ecosistemas acuáticos y la calidad del agua. La minería genera una gran cantidad de polvo y partículas en suspensión, afectando la calidad del aire y la salud de las comunidades cercanas y la fauna local.
Además, las operaciones mineras consumen grandes cantidades de agua, lo que puede reducir la disponibilidad de este recurso para otros usos, tanto humanos como ecológicos.
Medidas para paliar los impactos ecológicos
Para mitigar los impactos ecológicos de las minas de cuarzo a cielo abierto, se pueden implementar varias medidas. Las evaluaciones de impacto ambiental exhaustivas ayudan a identificar y mitigar los efectos negativos desde el inicio.
La rehabilitación del terreno después de la explotación, incluyendo la reforestación y restauración del suelo, es esencial para recuperar los ecosistemas. La gestión adecuada de residuos y el tratamiento de aguas residuales previenen la contaminación del suelo y agua. Para controlar la erosión, se pueden utilizar técnicas como la construcción de terrazas y barreras físicas. Minimizar la generación de polvo mediante aspersores de agua y sistemas de supresión es crucial para mantener la calidad del aire. Optimizar el uso del agua con tecnologías de reciclaje y minería seca reduce el consumo de este recurso.