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Nueva Zelandia aporta 3,57 millones de dólares al FIDA para fomentar la resiliencia de las comunidades de las islas del Pacífico a través de la agricultura climáticamente inteligente

Roma/Suva, 13 de julio de 2023 – El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Gobierno de Nueva Zelandia han firmado un acuerdo por valor de 5,75 millones de dólares neozelandeses (3,57 millones de dólares estadounidenses) para ayudar a las comunidades del Pacífico a lograr un acceso sostenible al agua y a una alimentación sana. El Proyecto de Fomento de la Alimentación y el Agua en las Pequeñas Islas (SIFWaP, por sus siglas en inglés) beneficiará a 50 000 personas ― el 17 % de la población― de los Estados Federados de Micronesia, Kiribati, las Islas Marshall y Tuvalu.

El apoyo brindado por Aotearoa – Nueva Zelandia demuestra su firme empeño en aumentar el impacto de sus medidas relacionadas con el clima, como pone de manifiesto su estrategia de financiación para el clima a escala internacional “Tuia te Waka a Kiwa”.

Con una inversión total de 19,23 millones de dólares estadounidenses, el proyecto SIFWaP se propone fortalecer la resiliencia al cambio climático de las comunidades que viven en las pequeñas islas de esos países, mejorando su alimentación y nutrición, aumentando su seguridad del abastecimiento de agua, y fomentando sus medios de vida

Este proyecto refuerza la sólida alianza entre el FIDA y Nueva Zelandia en sus esfuerzos conjuntos por contribuir a erradicar la pobreza y el hambre en las zonas rurales de los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) y fomentar la resiliencia y la adaptación, no solo en el Pacífico, sino en todo el mundo. Esta inversión también supone el reconocimiento de la función que desempeña el FIDA en el ámbito del desarrollo internacional como un organismo eficaz que obtiene resultados y mejora la seguridad alimentaria y de ingresos, en especial de la población pobre del medio rural.

Estos países son unos de los PEID más pequeños y aislados, y son particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático y los desastres naturales. La elevada densidad demográfica sumada a la escasa productividad agrícola redundan en una precaria situación de seguridad alimentaria y nutricional en toda la región. En consecuencia, las islas dependen en suma medida de las importaciones de productos alimenticios y, por lo general, carecen de acceso a alimentos frescos y nutritivos.

Al mismo tiempo, el aumento del nivel del mar está cronificando la erosión de la costa y causando perturbaciones socioeconómicas. Los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías y los huracanes, son cada vez más frecuentes y están ejerciendo presión sobre los ya escasos recursos naturales de las islas, como el agua destinada al consumo y la producción agrícola.

“Estos Estados insulares son los primeros en verse afectados por las crisis, como la pandemia y las alteraciones en la cadena mundial de suministro a consecuencia de los conflictos, y los que sufren las peores consecuencias. También están más expuestos a repercusiones de mayor calibre a largo plazo”, dijo Donal Brown, Vicepresidente Adjunto encargado del Departamento de Administración de Programas del FIDA.

“La población rural de las islas remotas necesita apoyo para producir, consumir y comercializar más alimentos de origen local de manera sostenible desde el punto de vista ambiental. El cambio climático y la vulnerabilidad a los desastres naturales representan una amenaza para la propia existencia de estas comunidades tan aisladas. La contribución de Nueva Zelandia nos brinda una oportunidad vital para que analicemos de manera colectiva los desafíos a los que se enfrentan los PEID y colaboremos con estas comunidades para encontrar soluciones innovadoras encaminadas a lograr un cambio significativo juntos”, añadió Brown.

El proyecto SIFWaP trabajará con las comunidades en la aplicación de una serie de medidas climáticamente inteligentes y que prestan atención a la nutrición. En esta labor se tendrán en cuenta las prioridades y necesidades de cada país y también podrían contemplarse medidas como el compostaje, el uso de energías renovables en las secadoras, los sistemas de bombeo y las incubadoras avícolas, y la reducción de la dependencia del agua de lluvia destinada al consumo y la agricultura gracias a la instalación de infraestructura sostenible de abastecimiento de agua. Asimismo, el proyecto recuperará los conocimientos índígenas sobre los alimentos locales y prestará apoyo a las familias para que dispongan de mejores medios para preparar, conservar y almacenar alimentos sanos y nutritivos.

El proyecto SIFWaP está en consonancia con la Estrategia del FIDA de actuación en los pequeños Estados insulares en desarrollo y respaldará a los Gobiernos en la promoción de entornos normativos propicios para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La estrategia pone de relieve la vulnerabilidad y los problemas de desarrollo concretos de los PEID debido a su tamaño, su ubicación en regiones alejadas, su base de recursos limitada y su exposición a desastres naturales y climáticos. Además de la contribución de 5,75 millones de dólares neozelandeses, el proyecto recibirá cofinanciación, en dólares estadounidenses, del Programa Mundial de Agricultura y Seguridad Alimentaria (11,65 millones), contribuciones en especie de los participantes (2,34 millones) y recursos de los cuatro países beneficiarios (1,83 millones). El FIDA supervisará la ejecución del proyecto, prestará apoyo técnico adicional y fomentará las capacidades relativas a la gestión fiduciaria, las adquisiciones y contrataciones, las auditorías y la presentación de informes en el marco del proyecto.

Desde el establecimiento del FIDA en 1977, Nueva Zelandia ha aportado 22,21 millones de dólares estadounidenses para respaldar la labor del Fondo dirigida a transformar los sistemas alimentarios y las economías de las zonas rurales y lograr que sean más inclusivos, productivos, resilientes y sostenibles. Anteriormente, Nueva Zelandia también aportó fondos suplementarios por valor de 0,79 millones de dólares estadounidenses para cofinanciar el Proyecto de Inclusión de la Agricultura Familiar en las Cadenas de Valor en el Paraguay, financiado por el FIDA.

 

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