- El Supremo confirma prisión para los cabecillas de una trama que estafó a Alimentos Lácteos S.A. por 85.000 euros y usó testaferros drogodependientes.
Un fraude que alcanzó el corazón del rural
La historia parece sacada de una novela negra, pero ocurrió en el corazón del rural gallego. La desaparecida empresa Alimentos Lácteos S.A., con sede en Outeiro de Rei (Lugo), fue una de las principales víctimas de una trama criminal que acaba de recibir sentencia firme del Tribunal Supremo. Trece años después del inicio del proceso, el alto tribunal ha confirmado las penas de prisión para los dos principales implicados en un caso que afectó a más de una decena de compañías en toda España y que rozó el medio millón de euros en estafas.
La estafa a una láctea lucense: 85.000 euros en leche
El golpe al sector rural fue directo: Alimentos Lácteos S.A., entonces en plena actividad en Lugo, suministró leche por valor de 84.691 euros a la empresa Dismarianga S.L.U., radicada en Valladolid, confiando en el pago mediante pagarés que nunca se hicieron efectivos. La operación, como tantas otras orquestadas por esta organización, se basó en la utilización de comerciales interpuestos y testaferros sin solvencia, muchos de ellos personas drogodependientes.
Esta empresa láctea gallega cerró sus puertas tiempo después, aunque sus instalaciones siguen activas: hoy forman parte de Industrias Lácteas Asturianas (ILAS), que explora nuevos usos para la planta bajo su marca Reny Picot. Cabe subrayar que esta nueva etapa no tiene ninguna relación con el caso judicial.
Cómo operaba la trama: testaferros adictos y un jefe en la sombra
La sentencia del Tribunal Supremo detalla con crudeza la estructura criminal: el verdadero cabecilla, José A.N., no figuraba en documentos ni aparecía ante los proveedores. Delegaba todo en un supuesto socio y comercial, Diego L.G., quien, bajo las órdenes del primero, cerraba operaciones, entregaba pagarés y canalizaba el producto. El uso de toxicómanos como administradores legales permitía a los responsables mantenerse al margen del radar judicial.
Fue el propio Diego, con antecedentes por tráfico de drogas, quien terminó denunciando la trama, revelando que había sido manipulado en medio de su adicción. Su confesión fue clave para destapar una decena de operaciones fraudulentas por toda España.
Las víctimas del engaño: del rural gallego a toda España
Además de la láctea de Outeiro, figuran como víctimas empresas de Valladolid, Salamanca, Cáceres, Girona, Barcelona y Segovia, entre otras. Se trataba de pedidos de leche, carne, jamón o material de oficina que nunca se pagaban. Los fraudes individuales oscilaban entre los 3.900 y los 137.000 euros. La sentencia cifra el total estafado en torno a 500.000 euros.
Condenas firmes: prisión e indemnización
El Tribunal Supremo ha ratificado las penas de prisión:
• Diego L.G., un año y medio por estafa agravada y pertenencia a grupo criminal.
• José A.N., dos años y medio por los mismos delitos.
Ambos deberán indemnizar a las empresas perjudicadas, incluida la gallega Alimentos Lácteos S.A. El intento de recurso por parte de José A.N. fue desestimado, con el Supremo recalcando la contundencia de las pruebas.
Lecciones para el sector rural
Este caso es más que un episodio delictivo aislado: pone en evidencia la vulnerabilidad de muchas empresas rurales frente a redes organizadas de estafa, especialmente cuando operan bajo apariencia legal y utilizan sistemas de pago como los pagarés, ya en desuso pero aún presentes en el comercio agroalimentario.
También subraya la necesidad de reforzar las medidas de verificación comercial, especialmente cuando el comprador actúa desde fuera de Galicia y sin referencias sólidas. Para muchas pequeñas y medianas empresas del sector lácteo, una operación fallida de este tipo puede significar el cierre.
Más información judicial en la web del Consejo General del Poder Judicial
(Las instalaciones que ahora albergan la marca Reny Picot fueron propiedad de Alimentos Lácteos entre el 2009 y el 2013)