- La Xunta declara de interés público superior los parques eólicos y agiliza su despliegue, con consecuencias directas para el territorio agrario y ganadero.
La reforma que cambia el equilibrio en el rural
El pasado 20 de octubre, la Xunta de Galicia aprobó —mediante la conocida “ley de acompañamiento” de los presupuestos de 2026— una modificación de la Ley 7/2008 de Protección del Paisaje de Galicia. El cambio clave consiste en considerar que los parques eólicos y sus infraestructuras de evacuación son siempre compatibles con la normativa paisajística, salvo casos muy excepcionales de impacto «permanente».
Para el medio rural, esto supone un giro importante: la instalación de aerogeneradores podrá avanzar mucho más rápido, incluso en zonas de alto valor agrario y ganadero.
¿Qué impacto tendrá en el campo?
La nueva normativa afecta directamente a la planificación del territorio rural. Entre las claves que el sector lácteo y cárnico deberá observar:
- Competencia por el uso del suelo
Las empresas eólicas podrán instalarse en áreas donde hoy hay pastoreo, cultivos o explotaciones en extensivo, lo que puede generar conflictos de disponibilidad o fragmentación del espacio.
- Infraestructuras que condicionan la actividad ganadera
Líneas eléctricas, pistas de obra o zanjas de evacuación pueden alterar accesos, aguas, cierres y movimientos del ganado.
- Menos peso del paisaje como valor económico

Para Galicia, donde la imagen rural es un activo ligado al turismo, la calidad alimentaria y las figuras de origen, perder protección paisajística puede afectar a la diferenciación de los productos del campo.
- Negociación de compensaciones
Donde haya coexistencia, los propietarios deberán defender sus derechos: contratos, servidumbres, compensaciones y protección de la actividad.
Contexto político y sectorial
La Xunta asegura que esta reforma responde a directrices europeas, que consideran las renovables una prioridad estratégica para la autonomía y seguridad energética. A nivel jurídico, pretende agilizar autorizaciones que, en ocasiones, quedaban bloqueadas por criterios paisajísticos muy restrictivos.
En el lado contrario, organizaciones agrarias y plataformas rurales advierten que:
• El cambio reduce el control sobre proyectos que transforman el territorio
• Se debilitan herramientas para proteger aldeas, montes comunales y suelos agroganaderos
• Podría aumentar la conflictividad rural si el despliegue no se planifica con diálogo
¿Qué debe hacer el sector agrario?
• Informarse de los nuevos proyectos previstos en su comarca
• Revisar contratos y servidumbres antes de aceptar la entrada de empresas energéticas
• Participar activamente en procesos de exposición pública
• Defender compatibilidad real entre ganadería y renovables
La nueva ley coloca la transición energética por delante del paisaje rural, facilitando a la eólica una vía rápida en Galicia.
Para el mundo agrario y ganadero, el reto está en no quedar al margen de decisiones que pueden redefinir el territorio donde se produce el leche, carne y alimentos que sostienen la economía gallega.
La convivencia entre renovables y rural es posible, pero exige planificación, diálogo y respeto por el campo.


