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jueves, octubre 2, 2025

Adiós a Impulsa Galicia, clave en la fábrica de Altri

  • Se disuelve Impulsa Galicia, sociedad público-privada que impulsó el proyecto de Altri en Palas, aún sin permisos ni financiación.

La disolución de Impulsa Galicia reabre el debate sobre el modelo de industrialización en el rural

La sociedad público-privada que sirvió de trampolín para el controvertido proyecto de Altri en Palas de Rei baja la persiana sin aclarar sus cuentas.

Un cierre sin transparencia

La empresa Impulsa Galicia, creada en 2021 por la Xunta para canalizar fondos europeos Next Generation hacia proyectos estratégicos, acaba de ser disuelta. Detrás queda una estela de falta de transparencia, un acuerdo secreto con la papelera portuguesa Altri y numerosas incógnitas para el mundo rural gallego, especialmente en la comarca lucense de Palas de Rei.

La sociedad, de carácter público-privado, contaba con un 40 % de participación directa de la Xunta, además del respaldo financiero de Abanca (38 %), Reganosa (12 %) y Sogama (10 %). Sin embargo, al estar el Gobierno gallego también presente en estas dos últimas empresas, su control efectivo superaba el 48 %.ñ

Pese a ese dominio, la Xunta eludió durante años las solicitudes del Consello de Contas para que la sociedad fuese fiscalizada, alegando que su participación “no alcanzaba el 50 %”. Tampoco se hizo público el memorando de entendimiento firmado con Altri, argumentando que lo firmó una entidad privada, aunque el documento lo rubricó un conselleiro autonómico en funciones.

Altri: el gran legado, aún en el aire

Entre los principales proyectos impulsados desde esta estructura destaca el de la futura fábrica de celulosa y fibras textiles de Altri, en Palas de Rei. Anunciada inicialmente como una planta de transformación de madera gallega para textiles sostenibles, el proyecto ha generado gran controversia entre colectivos sociales, productores forestales y entidades ecologistas, por su consumo de agua, impacto ambiental y escasa vinculación real con el tejido productivo local.

Aunque desde Impulsa Galicia se asegura que la tramitación administrativa está prácticamente cerrada, la planta todavía no cuenta con permisos definitivos ni financiación, ni tiene asegurada la conexión eléctrica necesaria.

Un nuevo actor: Recursos de Galicia

Con la disolución de Impulsa, el testigo lo recoge ahora otra empresa público-privada creada desde la primera: Recursos de Galicia (RDG). Esta nueva entidad, en la que la Xunta posee el 30 % y participan más de 30 empresas privadas, cambia de enfoque: no solo promueve proyectos, sino que entra directamente en su capital.

RDG ya ha desembarcado en sectores como la minería (Doade) o la energía eólica, con una estrategia más agresiva en cuanto a participación industrial. Su consejero delegado, Emilio Bruquetas, fue también el último responsable ejecutivo de Impulsa Galicia.

Este cambio de modelo implica una mayor intervención directa del capital público en sectores estratégicos, lo que podría generar nuevas tensiones, especialmente en zonas rurales donde ya existe una fuerte presión sobre el territorio.

Impacto para el rural: oportunidades, riesgos y sombras

El cierre de Impulsa Galicia vuelve a poner en primer plano el eterno debate sobre qué tipo de industrialización necesita el rural gallego: ¿Una basada en macroproyectos con escasa relación local y fuerte dependencia externa, o una que potencie el tejido agrario, ganadero y forestal con valor añadido en origen?

La apuesta por la transformación forestal sostenible es compartida por buena parte del sector primario, pero muchas voces cuestionan que el modelo de Altri, de grandes dimensiones y sin vinculación cooperativa o territorial clara, no representa la economía circular ni el desarrollo local que Galicia necesita.

Además, el uso instrumental de sociedades opacas, sin fiscalización externa, mina la confianza de la ciudadanía y debilita la legitimidad de cualquier inversión en el territorio, especialmente en zonas rurales donde la percepción de abandono y desigualdad sigue muy presente.

¿Un legado o una incógnita?

Desde la ya disuelta Impulsa Galicia defienden que dejan “un legado del que sentirse orgullosos”: la creación de Recursos de Galicia, un centro de datos en Curtis y el impulso a Altri. Pero las preguntas clave siguen sin respuesta: ¿Por qué tanto secretismo? ¿A quién beneficiará realmente el proyecto de Palas de Rei? ¿Qué papel jugará el rural gallego en esta nueva fase industrial?

Mientras tanto, el sector agroforestal sigue esperando respuestas… y garantías.

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