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jueves, marzo 28, 2024

Los concursos, vistos por sus protagonistas
MOEXMU 2018

A pesar de la buena acogida del público y del empujón que suponen para los ganadores, la participación en concursos tiende a reducirse, tanto por la disminución del número de ganaderías como por la carga de trabajo extra que supone prepararlos en condiciones de ser competitivos. Y es que no solo se trata del momento de salir a la arena: hay todo un trabajo previo de preparación —entrenamiento de las vacas, arreglos corporales, transporte, estancia, etc.—, que obliga al ganadero a disponer de personal que pueda hacerse cargo del trabajo diario de la explotación. Para conocer más en detalle todo lo que se desenvuelve en torno a este mundo, durante la XXXIV Mostra e Exposición de Muimenta decidimos entrevistar a los protagonistas y saber de sus aspiraciones, quejas, propuestas…

José Manuel Paz

Juez de CONAFE

Revista AFRIGA — Los concursos, vistos por sus protagonistas

El cántabro José Manuel Paz, máxima autoridad dentro del recinto, fue el responsable de dictar sentencia sobre los animales. Por cierto, para ser juez de concursos de ganado frisón no se necesita una titulación especial: basta con hacer los cursos tanto internacionales como nacionales que periódicamente se organizan desde CONAFE y superar las diferentes pruebas.

Paz nos reconoce que «ya conocía este concurso de otras ocasiones, pero he constatado que los ganaderos hacen cada vez mayores esfuerzos para ofrecer la mejor presentación de sus animales. El nivel es cada vez más alto. He visto unos animales con grandes sistemas mamarios, bien balanceados y bien unidos. Y, al fin y al cabo, eso es lo que busca el ganadero, ya que es la garantía de longevidad y abundancia de partos», explicaba el juez de CONAFE, para quien la ubre representa alrededor del 40% de la puntuación que obtendrá la vaca. También las patas son muy importantes, su conformación y su movimiento, «pero no solo en el concurso sino también en la granja».

Los ganaderos hacen cada vez mayores esfuerzos para ofrecer la mejor presentación de sus animales. El nivel es cada vez más alto.

Ahora bien, unas buenas patas y ubre no garantizan el éxito por sí solas. El trabajo del manejador, que la vaca esté bien domada y presentada y, sobre todo, tener suerte el día del concurso para que todo el conjunto de requisitos se complemente, acaba siendo lo que marca la diferencia entre el ganador y el resto. El ruido del recinto puede provocar estrés a la vaca y reducir su producción ese día, así que no necesariamente gana la mejor vaca, sino la que mejor está en ese momento.

En base a su experiencia acumulada, el juez cántabro explicó que los parámetros para valorar a la vaca han ido evolucionando con el paso del tiempo y, probablemente, seguirán haciéndolo. «Los cambios se van sucediendo y se puntúan de forma diferente unas regiones de la vaca según cada época. Hoy en día se buscan mucho los indicadores de longevidad y fertilidad, que antes estaban en un segundo plano».

Lo que sí deja claro el juez es que en la pista no hay abolengo: el árbol genealógico de la vaca no se tiene en cuenta en ningún momento, y solo se puntúa lo que la vaca ofrece en la pista. De hecho, los jueces ni siquiera reciben la información genética —ni de ningún otro tipo — de los animales.

El juez no pasó por alto el uso de prácticas poco respetuosas o directamente dañinas para los animales con el objetivo de hacerlos más atractivos.

El juez no quiso pasar por alto cierta polémica que envuelve a estos concursos en los últimos años. Se trata del uso de prácticas poco respetuosas o directamente dañinas para los animales con el objetivo de hacerlos más atractivos de lo que realmente son. Por ejemplo, el uso de pegamentos industriales para que el pelo o las orejas aparenten firmeza, o de lacas e incluso prótesis con tal de que la vaca luzca más, y hasta darles a beber un exceso de agua para que se hinchen las ubres. «No podemos hablar de una práctica generalizada, pero sí es cierto que hay gente que cae en esas trampas. Pierden el tiempo porque eso siempre lo detecta cualquier juez. Por ejemplo, en este concurso he visto alguna vaca que me gustaba y podría haber ganado pero, como me di cuenta de que había algo raro, la descendí varios puestos», asegura Paz. El juez observa una mejora general en toda la cabaña española y, particularmente, en la gallega, mejora que luego se ve reflejada en los concursos.


—ARTÍCULO COMPLETO DISPONIBLE EN AFRIGA #135—
Revista AFRIGA — Los concursos, vistos por sus protagonistas
Antonio ‘Ton’ Gómez y Alberto Iglesias

También quisimos escuchar la opinión de los ganaderos que salen a la pista a manejar a sus animales: en el artículo completo recogemos las opiniones de Antonio ‘Ton’ Gómez, de SAT Gaigo —Seixosmil, Meira, Lugo— y de Alberto Iglesia, de SAT Rei de Miñotelo —Miñotelo, A Pastoriza, Lugo—.


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