- Aunque CAPSA celebra un año histórico con 1.000 millones de facturación, los ganaderos gallegos denuncian desigualdad en los pagos frente a Asturias.
El Grupo Central Lechera Asturiana (CAPSA) cierra 2024 con una facturación cercana a los 1.000 millones de euros, consolidándose como uno de los gigantes lácteos del país. José Armando Tellado, director general del grupo, calificó el ejercicio como “histórico”, destacando el crecimiento en todas las líneas de negocio y buenas expectativas para el próximo año. Sin embargo, no todo son celebraciones: los ganaderos gallegos, responsables de casi la mitad de la leche que transforma la empresa, siguen alzando la voz por lo que consideran un trato desigual.
CAPSA ha aumentado su presencia en Galicia con operaciones clave como la adquisición del 40% de Innolact (Quescrem) en Castro de Rei y la gestión de las plantas de Larsa en Outeiro de Rei y Vilagarcía de Arousa. A pesar de esta expansión, Agromuralla denuncia que los ganaderos gallegos reciben precios inferiores a los de sus homólogos asturianos, situándolos como “ganaderos de segunda” dentro de la cadena de valor.
¿Un éxito compartido?
Tellado señaló que 2024 también ha sido un “buen año para el socio ganadero”, destacando expectativas positivas para 2025 y la estabilidad del precio de la leche. Sin embargo, las críticas apuntan a que esta visión optimista no refleja la realidad de muchas granjas gallegas, que operan con márgenes más ajustados que las asturianas.
CAPSA ha basado gran parte de sus resultados en el segmento Horeca (Hoteles, Restaurantes y Cafeterías) y en la exportación, impulsados por los altos precios de la nata. Además, ha trazado un ambicioso plan para incrementar el negocio de quesos, esperando pasar de ventas de 30 millones en 2019 a 150-180 millones en 2027. No obstante, estas cifras contrastan con las quejas de los ganaderos gallegos, quienes reclaman mayor equidad en el reparto de beneficios.
Renuncia al PERTE y la sostenibilidad
En un giro inesperado, CAPSA anunció que renunciará a una subvención de 2,5 millones del PERTE de descarbonización por falta de seguridad jurídica en el tratamiento de la biomasa. Pese a ello, el grupo planea invertir 30 millones en 2025 para mejorar la calidad, seguridad alimentaria y productividad. Sin embargo, esta decisión también ha generado dudas sobre su compromiso real con la sostenibilidad.
Mientras Central Lechera Asturiana celebra sus logros financieros, las tensiones con los ganaderos gallegos plantean una incómoda pregunta: ¿puede una empresa líder ignorar las disparidades dentro de su propia cadena de valor? Para muchos, la respuesta determinará el futuro del sector lácteo en Galicia.