- La colaboración entre Xunta y Grupo Lence impulsa la industria láctea en Galicia, pero el equilibrio en los precios pone en tensión a los ganaderos.
El sector lácteo en Galicia vive un momento clave marcado por la colaboración entre la Xunta de Galicia, a través de la Consellería de Medio Rural, y empresas tractoras como el Grupo Lence, una de las mayores productoras de leche en la comunidad. Esta sinergia tiene como objetivo impulsar la transformación y comercialización de la leche 100% gallega, con el respaldo institucional que fomenta la industrialización y modernización del sector. Sin embargo, en este escenario, los ganaderos, que son la base de la cadena productiva, se encuentran en una posición vulnerable debido a la presión de los precios.
Durante la reciente visita de la conselleira de Medio Rural, María José Gómez, a las instalaciones del Grupo Lence en Lugo, se destacó la importancia de la empresa como referente del sector lácteo. Gómez puso en valor el papel del grupo en la transformación de la leche gallega y su alineación con la Estrategia de Dinamización del Sector Lácteo de la Xunta, que busca transformar el 75% de la leche producida en la comunidad. Este plan ha sido respaldado por importantes ayudas desde 2016, con una inversión de casi 200 millones de euros, lo que refleja el compromiso del gobierno gallego con la industrialización del sector.
Sin embargo, la relación entre la Xunta, las empresas lácteas y los ganaderos no está exenta de tensiones. Por un lado, la Consellería de Medio Rural está comprometida con garantizar la estabilidad del sector a largo plazo, buscando un equilibrio en los precios de la leche. María José Gómez enfatizó que “no es bueno que el precio de la leche suba demasiado”, argumentando que las fluctuaciones podrían desestabilizar el mercado. Según la conselleira, el papel de la administración es fomentar el diálogo entre los actores de la cadena de valor, pero no intervenir directamente en los precios, ya que estos están determinados por la oferta y la demanda.
Por otro lado, el Grupo Lence, como empresa privada, busca maximizar su rentabilidad. La CEO del grupo, Carmen Lence, dejó abierta la posibilidad de revalorizar los contratos de leche si el mercado lo demanda, pero fue cauta al afirmar que cualquier subida de precios dependería de las condiciones de mercado y de la actuación del resto de industrias del sector. Esto pone a los ganaderos en una situación difícil, ya que, aunque la empresa busca eficiencia y competitividad, los precios bajos de compra de leche en origen afectan directamente a sus márgenes de beneficio.
Actualmente, los ganaderos gallegos reciben, de media, un precio por debajo de los 45 céntimos por litro de leche, mientras que en otras comunidades como Asturias o Castilla y León los precios superan los 50 céntimos. Este desfase agrava la preocupación de los productores, que enfrentan dificultades para cubrir sus costes de producción y generar un margen de beneficio adecuado. La propia Carmen Lence reconoció que la estabilidad a largo plazo es crucial para los ganaderos, pero también subrayó la necesidad de que el mercado funcione de manera equilibrada para que las industrias lácteas puedan ofrecer precios sostenibles.
El conflicto radica en que, mientras la Xunta de Galicia fomenta la transformación de la leche dentro de la comunidad y apoya a las industrias con importantes subvenciones, las empresas como el Grupo Lence buscan reducir sus costes de compra de materia prima para mantener su competitividad. Esto deja a los ganaderos en una posición de presión, ya que su capacidad de negociación en relación a los precios es limitada. Si bien la transformación del sector lácteo gallego sigue siendo un objetivo clave para la administración, es fundamental encontrar un equilibrio que permita a los ganaderos obtener precios justos por su leche, garantizando así la sostenibilidad del sector en su conjunto.
A medida que el mercado de la leche se enfrenta a retos como la subida de precios en otros países europeos y la posible reducción de la producción en el continente, la situación en Galicia sigue siendo incierta. La próxima renovación de contratos en diciembre será un momento decisivo para determinar si los precios se ajustan al alza, o si los ganaderos seguirán soportando la mayor parte de la presión en la cadena de valor. Mientras tanto, la conselleira Gómez insistió en la importancia de mantener un “equilibrio”, tanto en los precios de compra de la leche como en las relaciones entre los actores del sector, en un contexto donde la rentabilidad de las empresas y la viabilidad de las explotaciones ganaderas deben encontrar un punto común para asegurar el futuro del sector lácteo gallego.