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jueves, abril 25, 2024

La alimentación de las vacas en verano

Jesús de la Iglesia Barrientos

Especialista en alimentación de vacuno lechero
Director Técnico de Gestelvil SL

La verdad es que el título del artículo nos puede llevar un poco a engaño. Las vacas de leche están sometidas al stress térmico mucho antes de que llegue el verano. Nuestros animales empiezan a experimentar los efectos del calor mucho antes de que nosotros lo sintamos.

Podríamos decir sin equivocar- nos que, si nos encontramos bien en mangas de camisa dentro del establo, nuestras vacas ya han empezado a sufrir y si nosotros notamos algo calor nuestras vacas están sufriendo severa- mente. El stress térmico se mide con un índice que combina temperatura y humedad relativa. Para completar la estimación debemos considerar la velocidad del aire que incide sobre las vacas y eso nos marca con bastante precisión el grado de stress térmico a que estarían sometidas nuestras vacas. Cuando esto sucede nuestros animales empiezan a dejar de producir y de preñar. Y esta es la terrible historia de todos los años.

Este artículo pretende despejar algunas claves de la alimentación de las vacas cuando suben las temperaturas.

Seamos claros, cuando el calor aprieta lo primero que hay que hacer es enfriar los animales. Antes de gastar el primer euro en un aditivo para nuestra ración, hay que gastarlo en un ventilador, tirar una pared o poner un aspersor. Muchas veces hacemos un gran esfuerzo en reformular nuestras raciones al detalle con resultados dudosos. La razón suele ser que no hemos mejorado el confort de nuestros animales. Lo dicho; mojad las vacas en la sala de espera, ventiladlas después. Colocad ventiladores también en la línea del comedero. Mojadlas aquí también. Ventilad también los cubículos. El orden descrito es exactamente el orden en el que tenéis que asumir las reformas.

Ahora vamos a ver lo que se puede hacer con la comida. Hay que considerar dos aspectos en cuanto a la alimentación en verano. Uno se refiere estrictamente a la formulación de la ración, (nutrientes, aditivos) y el otro al manejo, es decir, a la forma en vamos a repartir la comida.

Lo primero que observamos los días de calor es que sobra comida al día siguiente. Las vacas no han terminado la comida. Esto es un mecanismo fisiológico; comen menos para producir menos calor. A 24OC y 60% de humedad relativa ya se produce disminución de la ingesta del 5%. Pero la bajada de producción no sólo se explica por la disminución de ingesta. Los animales sometidos a stress térmico aumentan sus necesidades de mantenimiento (aumento del gasto energético para disipar el calor) y experimentan también cambios hormonales que contribuyen a esta bajada de producción. Parece lógico entonces que aumentemos la concentración de energía y proteína en general ya que las vacas van a comer menos.

Mantened un nivel fisiológico de fibra efectiva utilizando los forrajes más digestibles, con menos lignina, bajos en Fibra Acido Detergente (FAD)

Lo primero que podemos hacer es aumentar el consumo de concentrado y disminuir el forraje. La fibra de los forrajes es el nutriente que más contribuye a producir calor y además es el nutriente que más limita la ingestión. Es lógico que bajemos la cantidad de FND (Fibra Neutro Detergente) de la ración, así “matamos dos pájaros de un tiro”. Esta reducción en la cantidad de fibra la debemos hacer con mucha precaución. Durante el stress térmico la función ruminal está seriamente comprometida, tanto en motilidad (disminuye drásticamente la rumia) como en el funcionamiento de las poblaciones microbianas del rumen. Todo esto nos predispone a escenarios de acidosis ruminal.

Por lo tanto, y en cuanto al nivel de forraje, la recomendación es mantener un nivel fisiológico de fibra efectiva utilizando los forrajes más digestibles, es decir, con menos lignina, bajos en Fibra Acido Detergente (FAD). De esta manera no habría que bajar drásticamente el forraje para mantener ingesta y concentración de nutrientes. Una aplicación práctica de esto puede ser: los silos de hierba más tiernos para el verano.

La fibra de los forrajes es el nutriente que más contribuye a producir calor y es el que más limita la ingestión.

La utilización de grasas protegidas es bastante controvertida, aunque en mi opinión, debemos utilizarlas. El empleo de grasas aumenta la densidad energética sin necesidad de incrementar el nivel de almidón con los riesgos que conllevaría. Además, las grasas disminuyen la producción metabólica de calor. No debemos sobrepasar el 5% de grasa total en la ración. Si durante el resto del año estamos usando aceites vegetales, sustituidlos ahora por jabones cálcicos o grasas hidrogenadas para no sacrificar el contenido graso de la leche. Si tenéis a disposición semilla de algodón de calidad, este es el momento de usarla.

En cuanto al aporte proteico en stress por calor debemos hacer ciertas consideraciones. Parecería lógico pensar en que deberíamos subir el porcentaje de proteína de la ración, pero hay un problema. Durante el stress por calor las bacterias ruminales son más ineficientes a la hora de captar el amoniaco para la síntesis microbiana, por lo que se “escapa” una mayor proporción de este amoniaco a través de la pared ruminal. El costo energético de detoxicar este amoniaco convirtiéndolo en urea por parte del hígado es muy elevado.

Subir simplemente el porcentaje de proteína de la ración según lo explicado es una mala estrategia. Debemos, en la medida que podamos emplear fuentes menos degradables de proteína. Bajad, si es que la estáis usando, en contenido en urea del concentrado. Puede ser el momento de utilizar aminoácidos limitantes como Metionina y Lisina, que además contribuirán a mantener el contenido proteico y graso de la leche.

Vitaminas y Minerales

Respecto al aporte de vitaminas y minerales podemos hacer unas cuantas reflexiones. Dado que la ingesta baja, debemos asegurarnos que el aporte vitamínico-mineral no disminuye, es decir, asegúrate de subir la dosis del corrector que garantice el aporte, aunque baje la ingesta.

Dos nutrientes importantes en este periodo son la vitamina E y el selenio. También hay que asegurar los niveles de vitamina A (casi siempre lo están) y de zinc y cobre, planteándonos la utilización de aporte parcial de estos elementos de forma orgánica. Se ha planteado de especial interés el uso de vitamina C y niacina para mitigar los efectos del calor con resultados bastante consistentes. Un aporte extra de sodio (subir la sal en la ración) potasio y magnesio están más que justificados. Incrementar el nivel de potasio en periodos de calor es una estrategia que cuenta con el consenso de toda la comunidad de técnicos de vacuno lechero.

Podíamos escribir una enciclopedia entera con la utilización de aditivos como herramienta para mitigar los efectos adversos del calor en vacuno lechero, pero no tenemos tanto espacio en este artículo.

Hemos hablado del incremento del riesgo de acidosis por lo que hay que subir el nivel de bicarbonato de la ración. También hemos mencionado el incremento de las necesidades de potasio: plantearos usar carbonato o bicarbonato potásico en estas circunstancias, aumentará la ingesta y ayuda a mantener las producciones. Hay que poner las cosas fáciles a las bacterias ruminales, cuya función está comprometida por las elevadas temperaturas dentro del rumen y su escasa motilidad: usad levaduras, lactobacilos, aceites esenciales… o cócteles de todo esto que trabajen de forma sinérgica.

Incrementar el nivel de potasio en periodos de calor es una estrategia que cuenta con el consenso de toda la comunidad de técnicos de vacuno lechero.

Voy a hacer una mención especial Incrementar el nivel de potasio en periodos de calor es una estrategia que cuenta con el consenso de toda la comunidad de técnicos de vacuno lechero. segundo cuatrimestre REVISTA AFRIGA 6 ALIMENTACIÓN a ciertas empresas que en un mismo “pack” incluyen varias de las estrategias antes mencionadas con aportaciones interesantes como la utilización de la capsaicina (se extrae del chile picante). Esta sustancia no solo pica en la boca, sino que tiene otros muchos efectos: estimula la ingesta, amento del nivel de insulina, disminuye la adipogénesis, aumenta la salivación, favorece la vasodilatación.

En definitiva, no la perdáis de vista. Otras plantas de interés para ayudarlos en situaciones de stress por calor son el té verde, la alholva y sobre todo la Scutellaria baicalensis, de la que se extrae la baicalina, que contribuyen a mitigar el stress oxidativo. Sólo mencionar que existe un grupo de sustancias de origen vegetal, de las que oiremos hablar, que poten- cian o emulan la acción de la insulina y por tanto facilitan la utilización de glucosa por las células. Con esta misma filosofía, cuando se permita la utilización del cromo orgánico en Europa, contaremos con una potente herramienta para combatir el stress por calor.

Voy a recordar los aspectos fundamentales del manejo de la alimentación, así como del aporte de agua en estas circunstancias. El agua es un ingrediente crucial en este periodo. Es frecuente ver a las vacas “haciendo cola” alrededor de los bebederos en verano. Las necesidades de agua aumentan de forma dramática. Aseguraos de que disponéis de suficiente longitud de bebederos y que estén bien distribuidos en la nave.

El agua es un ingrediente crucial en este período. Es frecuente ver a las vacas “haciendo cola” alrededor de los bebederos

Usad el agua como otro ingre- diente de la ración cuando el porcentaje de la materia seca de la ración esté por encima del 50%. Poned 5, 10 o 15 litros de agua en el carro. Hará más apetecible la comida e impedirá que las vacas seleccionen el concentrado en el pesebre.

Puede ser que la ración se caliente en verano por la humedad de la comida y la temperatura ambiente, que favorece la proliferación de las bacterias y leva- duras. Planteaos en ese caso la utilización de ácidos orgánicos como el ácido propiónico, sólo o asociado a otros. En cuanto al manejo propiamente dicho de la ración voy a exponer los que a mi juicio son los aspectos más importantes a tener en cuenta. La distribución de la comida se debería hacer en las horas más frescas del día, es decir, a primera hora de la mañana y/o a última de la tarde. Si podemos debemos pre- parar dos carros. No vale preparar uno, dejarlo cargado y distribuirlo de dos veces. Arrimad la comida el número de veces que seáis capaces. No hay un número de veces. Sabéis que cuantas más veces lo hagáis, más van a comer las vacas y menos van a seleccionar. No piquéis en exceso los forrajes pues hay que garantizar el buen funcionamiento del rumen.Como conclusión, no os resignéis a tener pobres resultados de producción y fertilidad en verano y otoño, hay muchas medidas que implantar. Enfriad los animales, ventiladlos y mojadlos. Adaptad la formulación de las raciones concentrando los nutrientes y empleando aditivos que sin duda os ayudarán a mantener la ingestión, combatir la acidosis y a disipar el calor en esta temporada del año que cada vez se pro- longa por más tiempo.

En verano, las necesidades de agua aumentan de forma dramática. Aseguraos de que disponéis de suficiente longitud de bebederos y que estén bien distribuidos en la nave.

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