- La planta de Altri en Galicia enfrenta críticas por su impacto ambiental. Aunque la Xunta defiende el proyecto, científicos y el Consello de Cultura Gallega advierten sobre sus riesgos.
La Unión Europea mantiene su confianza en que la Xunta de Galicia garantizará el cumplimiento de los requisitos ambientales para la planta de fibras textiles de Altri en Palas de Rei. Sin embargo, las dudas persisten, tanto en sectores políticos como en la comunidad científica y cultural.
Mientras que la Xunta defiende el proyecto como una oportunidad para impulsar el desarrollo industrial y económico en Galicia, las críticas desde distintos frentes apuntan a que las autoridades priorizan los intereses de la empresa sobre la protección ambiental y el bienestar social. Esta percepción se refuerza con el respaldo de la Xunta a modificaciones legales que han facilitado la implantación de la planta, lo que ha generado suspicacias sobre si realmente se está velando por los intereses públicos o si se favorece a Altri de manera preferente.
Desde el ámbito científico, la neurocientífica gallega Sonia Villapol ha sido una voz destacada en contra del proyecto. En su informe, realizado en colaboración con el Consello de Cultura Galega, Villapol advierte sobre los graves riesgos para la salud pública que podrían derivarse de las emisiones contaminantes de la planta de Altri. Su estudio sugiere que los tóxicos liberados podrían desplazarse a más de 100 kilómetros, afectando la calidad del aire y aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurológicas en la población expuesta.
Villapol destaca que los informes técnicos presentados por Altri carecen de transparencia y de un rigor científico adecuado, lo que dificulta una evaluación completa del impacto del proyecto. Según la científica, la falta de datos concretos y el enfoque limitado de los estudios proporcionados por la empresa sugieren que se subestiman los posibles efectos adversos en la salud de los habitantes de la región y de los trabajadores de la planta.
Además, el Consello de Cultura Galega ha manifestado su preocupación por el impacto ambiental y social de la planta de Altri, sumándose a las críticas contra la falta de un análisis profundo y riguroso que garantice que el proyecto no comprometerá los recursos naturales y la biodiversidad locales. La entidad argumenta que existen dudas razonables sobre la sostenibilidad del proyecto a largo plazo y cuestiona si realmente se están priorizando los intereses de la comunidad gallega sobre los beneficios económicos a corto plazo para la empresa.
En este contexto, la Xunta se enfrenta a un dilema interno y a las críticas de sectores que consideran que se está favoreciendo a Altri en detrimento de la protección ambiental y de la calidad de vida de la población local. Mientras la Conselleira de Economía, María Jesús Lorenzana, ha acusado a los partidos de izquierda de utilizar “criterios técnicos” como una excusa para frenar el proyecto, el PSdeG y el BNG han reiterado la necesidad de mayor transparencia y rigurosidad en los informes y decisiones relacionados con esta planta.
Esta controversia resalta las tensiones entre el desarrollo económico y la preservación del entorno natural en Galicia. Aunque la Xunta insiste en que el proyecto de Altri contribuirá a la creación de empleo y a la reducción de la huella de carbono, el creciente rechazo de científicos, organizaciones medioambientales y una parte significativa de la sociedad gallega subraya la importancia de un escrutinio más exhaustivo y de un debate abierto sobre los verdaderos impactos del proyecto en la región.