- La organización entiende que la nueva norma debe ser revisada para conjugar la necesaria protección y el bienestar animal con el mantenimiento de actividades como el pastoreo, la protección de rebaños y explotaciones contra depredadores o la caza
Viernes, 5 de agosto de 2022– Uniones Agrarias se une a las distintas voces y colectivos sociales y del rural que en toda España alertan del contenido del “Proyecto de Ley de Protección de los derechos y bienestar de los animales” que ven de ser aprobado por el Consejo de Ministros para su tramitación, debate y votación en el próximo curso parlamentario, a partir de septiembre. La organización espera que impere el sentido común y que durante el período de enmiendas y de trámite parlamentario se eliminen de la nominada norma las partes más lesivas para lo rural y que nada aporta al aumento de la protección animal. En ese sentido, UUAA hace un llamamiento para que se atiendan las demandas de comunidad científica, asociaciones de veterinarios, y el propio informe de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia que advierte de distintos aspectos que atentarían contra la normativa europea en este campo.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos-UPA, organización matriz de Uniones Agrarias a nivel nacional, solicitará reuniones de trabajo con los distintos Grupos Parlamentarios del Congreso de los Diputados antes del inicio del trámite de @enmenda previo al debate de este Proyecto de Ley en el Congreso de los Diputados. La organización entiende que la nueva norma debe ser revisada para conjugar la necesaria protección y el bienestar animal con el mantenimiento de usos tradicionales como el pastoreo, la protección de rebaños y explotaciones contra depredadores o la caza. Y hace un llamamiento a la cordura y a la responsabilidad para que este afán excesivo de velar por la protección de los animales no suponga un nuevo palo en la rueda para el sector productor y la población rural.
Uniones Agrarias manifiesta su firme y absoluto compromiso con el bienestar animal y contra lo maltrato, pero destaca que este ya Proyecto de Ley, promovido desde sectores animalistas fuertemente ideoloxizados y ajenos a la realidad del rural, no añade ninguna garantía adicional la estos efectos. Por el contrario y debido a su concepción erróena de base resultará contraproducente para la protección de los animales de compaña y la biodiversidad e impactará muy negativamente nos derechos y forma de vida de distintos colectivos rurales, que emplean los perros como elementos de soporte a su trabajo en tareas como el pastoreo, la protección contra depredadores como el lobo o la caza. El mismo que en el caso de las familias que viven de la comercialización de mascotas y animales de compaña que venían desarrollando su actividad con plenas garantías y conforme a la legalidad y a la normativa vigente, a las que el nuevo proyecto de ley dejará sin forma de vida.
Hablar de “derechos de los animales” constituye un error de partida, puesto que cómo ser no racionales estos no tienen responsabilidad sobre sus actos y no se les puede juzgar, multar, o sentar en un banquillo. Y es por esa incapacidad para tener responsabilidades que no pueden ser sujetos de derechos. El que sí existe es el deber del ser humano de respetar a los animales. Algo que ya está perfectamente recogido en el Código penal vigente, nos sus artículos 337 y 337 bis, y que ya ven dando lugar a numerosas intervenciones de las autoridades cuando se producen episodios de maltrato animal.
En cuanto al resto del contenido del Anteproyecto de Ley, sin entrar en los aspectos más anecdóticos que van desde los plantexamentos más extranos a los directamente absurdos, desde el punto de vista del rural sí hay disposiciones que parecen disparatadas. Como el deber de castrar a todos los perros y gatos de un sexo cuando se tienen conviviendo machos y hembras. De forma que solo puedan criar estos animales empresas o profesionales inscritos. En Galicia tenemos a día de hoy 500.000 perros censados, a los que vamos a tener que castrar la mitad para no estar había sido de la Ley, no se ve en que puede ayudar a la protección de los animales, antes bien al contrario por los efectos de las castraciones en el bienestar animal. Este tipo de medidas no solo parecen absurdas, sino directamente muy inquietantes.
Igualmente el deber de crear y tramitar un “núcleo zoolóxico” a partir de cinco animales, como podría ser el caso de una explotación en la que haya cuatro gatos para mantener la raya a los roedores, y dos perros de guardia. Disparates urbanitas que reflejan una lonxanía y distancia sobre lo que es la realidad rural del país, de la naturaleza, del que son los animales, y que pretende una burocratización aún mayor, que tanto hace por echar gente del rural.
Tampoco parece muy acomodado proponer un examen para tener o cuidar un animal de compaña, para lo cuál animalistas subvencionados examinarían a personas del rural que llevan decenios cuidando y criando perros.
