- La Flavescencia dourada, sin cura conocida, se expande en Galicia, aprovechando viñedos abandonados como foco de contagio y desafiando al sector vitivinícola.
La Flavescencia dourada, una plaga silenciosa y devastadora para el viñedo, ha encendido todas las alarmas en el sector vitivinícola gallego. Desde su detección en Galicia en 2022, la enfermedad, transmitida por el insecto Scaphoideus titanus, no ha dejado de avanzar. Su capacidad para extenderse y la ausencia de un tratamiento efectivo han puesto en jaque a zonas clave como O Ribeiro y Rías Baixas.
El epicentro del problema, según coinciden expertos y viticultores, son los viñedos abandonados. Estas parcelas, sin manejo ni tratamientos, actúan como reservorios del insecto transmisor, favoreciendo la propagación de la plaga. Ramón Huidobro, director de la Denominación de Origen Rías Baixas, lo explica con claridad: “Nuestros viticultores saben cómo tratar el viñedo, pero en las fincas abandonadas nadie hace nada. Si no se actúa, erradicar la enfermedad será imposible”.
La Consellería do Medio Rural ha implementado medidas como la delimitación de zonas demarcadas y tampón, obligando a los viticultores activos a aplicar insecticidas para frenar la dispersión del vector. Sin embargo, la efectividad de estas acciones queda comprometida cuando los viñedos abandonados quedan fuera del control.
El avance imparable de la plaga
Lo que comenzó en las subzonas de O Condado y O Rosal ha llegado ahora a O Ribeiro, afectando municipios como Arnoia y Ribadavia. Según los últimos datos, la enfermedad ya se encuentra en al menos 14 municipios de Pontevedra y Ourense, lo que ha obligado a ampliar las zonas tampón a localidades como Tui, Melón y Salvaterra de Miño.
La falta de actuación en los viñedos abandonados agrava la situación. Estos espacios, como explica el jefe de Sanidade Vexetal de la Xunta, funcionan como “refugios para los insectos”. La solución pasa por dos opciones drásticas: recuperar el cultivo de estas parcelas o eliminarlas por completo.
Un riesgo para toda Galicia
La Flavescencia dourada no solo pone en peligro las vides afectadas, sino que puede obligar, en los casos más graves, a arrancar viñedos completos. Además, su expansión amenaza la sostenibilidad económica de denominaciones de origen clave para Galicia, donde el sector vitivinícola es motor de empleo y turismo.
Los productores insisten en la necesidad de medidas contundentes. “Es fundamental obligar a los propietarios de viñedos abandonados a actuar. Si no, estamos dejando abierta la puerta a un problema que podría ser mucho mayor”, reclama Huidobro.
Mientras tanto, la consellería insta a los viticultores a extremar las precauciones y a adquirir únicamente material certificado y garantizado en viveros autorizados. Sin embargo, el futuro del sector dependerá de una gestión integral que no deje zonas sin supervisión y que apueste por eliminar los focos incontrolados.
La batalla contra la Flavescencia dourada es, en esencia, una carrera contra el tiempo. Si no se actúa ahora, la plaga podría consolidarse como una amenaza permanente para el viñedo gallego.