- La directora de Patrimonio Cultural de Galicia dimite tras el informe sobre Altri, en un posible acto de responsabilidad ética.
Una dimisión que deja preguntas abiertas
La directora xeral de Patrimonio Cultural de Galicia, María del Carmen Martínez Ínsua, ha presentado su dimisión tras doce años en el cargo. Su salida, que se ratificará este lunes en el Consello da Xunta, se produce después de que el controvertido informe sobre la fábrica de fibras textiles y celulosa que Altri quiere instalar en Palas de Rei generara un aluvión de críticas.
Aunque no se ha especificado de manera oficial el motivo de su renuncia, el contexto invita a la reflexión: ¿Podría haber pesado en su decisión el haber firmado un informe que, aunque técnicamente justificable, ha causado un fuerte rechazo social?
Un informe bajo el foco de la polémica
El documento de Patrimonio Cultural, firmado por Martínez Ínsua, es uno de los más de 30 que sustentan la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable emitida por la Xunta en marzo. En él, se defiende que la fábrica de Altri no afecta el trazado del Camino de Santiago y se propone convertir la chimenea de 75 metros en un “icono” visual, integrándola en el entorno mediante colores naturales y elementos decorativos.
Sin embargo, colectivos patrimoniales, asociaciones rurales y vecinos consideran que esta visión es una contradicción en sí misma. Transformar una estructura industrial de esa envergadura en un símbolo positivo para el entorno ha sido visto como un error de cálculo tanto cultural como estético, especialmente tratándose de un paisaje tan emblemático como el del Camino de Santiago.
¿Responsabilidad ética o presión social?
La trayectoria de Martínez Ínsua ha sido intachable hasta el momento. Funcionaria de la Xunta desde 1993, destacó por su trabajo en la declaración de los Caminos del Norte como Patrimonio Mundial, la mejora de las catedrales de Santiago y Lugo, y el impulso de las rutas jacobeas como motores culturales y turísticos.
Precisamente por ese historial, muchos se preguntan si el peso de haber avalado el informe sobre Altri pudo haberla llevado a tomar esta decisión. ¿Pudo sentirse moralmente afectada al ver cómo su nombre se vinculaba a un proyecto tan discutido? ¿Prefirió dimitir antes que continuar en un cargo en el que podría perder la confianza de muchos sectores que antes la valoraban?
Un punto de inflexión para el Patrimonio Cultural
La dimisión abre un nuevo capítulo en la gestión del Patrimonio Cultural gallego. La Xunta deberá decidir quién tomará el relevo en un momento delicado, en el que el desarrollo industrial y la preservación patrimonial se enfrentan más que nunca.
En un contexto donde la presión social y la conciencia ética pueden pesar tanto como las normativas legales, esta renuncia nos deja una reflexión: incluso los profesionales más respetados pueden verse afectados por decisiones que comprometen sus principios.