- Agricultores europeos y del Mercosur alzan la voz contra un pacto comercial que amenaza el equilibrio ambiental, social y económico de ambos continentes.
El Sindicato Labrego Galego (SLG) ha dejado clara su postura: el preacuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) es inaceptable. Desde su Dirección Nacional, reunida en Santiago de Compostela, advierten de las graves consecuencias que este tratado supondrá para los pequeños y medianos agricultores, tanto en Europa como en América Latina.
¿Un acuerdo para quién?
Este tratado, presentado como un avance comercial, es, según el SLG, una moneda de cambio en el contexto geopolítico actual. Europa busca garantizar el acceso a minerales críticos como el litio y el níquel, mientras sacrifica el sector agrícola de pequeñas y medianas explotaciones. A cambio, permite la entrada masiva de productos agrícolas del Mercosur, muchos de ellos producidos bajo estándares sanitarios y laborales mucho más bajos que los exigidos en la UE.
El impacto no se limita a Europa. En los países del Mercosur, el acuerdo abriría las puertas a la privatización de sectores esenciales como la sanidad y la educación, profundizando desigualdades sociales y ambientales.
Competencia desleal y dumping
El SLG señala que este pacto fomentará prácticas de competencia desleal y dumping, hundiendo los precios para los agricultores europeos. Por ejemplo, el acuerdo incluye la importación de 45.000 toneladas de miel, una cifra que supera ampliamente la producción española de 27.000 toneladas en 2022.
“Con estos acuerdos, no competimos en igualdad de condiciones. Nos están condenando al cierre de nuestras explotaciones y a la desaparición de un modelo agrícola sostenible”, denuncian desde el sindicato.
Pesticidas y salud pública
Otro punto crítico es la seguridad alimentaria. El SLG alerta de que el 37% de los pesticidas utilizados en los países del Mercosur están prohibidos en la Unión Europea. Esto supone un riesgo para la salud pública en Europa, además de contradecir los principios del Pacto Verde Europeo y los compromisos climáticos adquiridos por los países firmantes.
Alimentación como derecho, no como negocio
El SLG sostiene que este acuerdo contradice la necesidad de construir sistemas alimentarios sostenibles. “La alimentación no puede ser una moneda de cambio, sino un derecho innegociable para todos los pueblos del mundo. Este tratado pone en peligro nuestra soberanía alimentaria y la de los países del Mercosur”, afirman.
Una llamada a la acción
Desde el sindicato, hacen un llamado urgente a los gobiernos europeos para que rechacen este preacuerdo y denuncian la falta de transparencia en su negociación. “Decimos NO al preacuerdo UE-Mercosur porque destruye nuestro futuro como agricultores, perjudica a las comunidades rurales y refuerza un modelo agroindustrial insostenible”.
El mensaje es claro: los agricultores no están dispuestos a ser sacrificados en nombre de un modelo comercial que favorece a las grandes corporaciones en detrimento de las pequeñas explotaciones y el medio ambiente. Este tratado, insisten, no es solo un ataque al sector agrícola, sino una amenaza global para la sostenibilidad y la justicia social.