- El cultivo de olivos en Galicia emerge como motor de dinamización rural, fijando población y generando riqueza en territorios históricamente agrícolas.
La olivicultura se posiciona como un cultivo estratégico para el desarrollo rural en Galicia, gracias a su capacidad para diversificar plantaciones, revitalizar terrenos abandonados y generar nuevas oportunidades económicas. Así lo destacó la conselleira de Medio Rural, María José Gómez, durante su visita a la almazara de A Arnoia, en Ourense, un ejemplo de patrimonio arquitectónico ligado al entorno agrícola.
Un recurso con potencial en auge
María José Gómez subrayó que las condiciones del suelo y el clima del Ribeiro no solo son ideales para los viñedos, sino también para el cultivo de olivos, un sector emergente que combina tradición e innovación. Este tipo de plantaciones, además de aprovechar terrenos infrautilizados, contribuyen a fijar población y a dinamizar las economías locales en áreas rurales, ofreciendo una alternativa sostenible para el aprovechamiento del territorio.
Medidas de apoyo e impulso al sector
La Xunta de Galicia ha implementado un conjunto de iniciativas orientadas a fomentar estos cultivos emergentes. Entre las medidas destacan:
•Recuperación de tierras: Herramientas como las permutas, los polígonos agroforestales y las aldeas modelo permiten recuperar terrenos abandonados y darles un nuevo uso productivo.
•Ordenación y promoción: Leyes como las de recuperación de tierra agraria y calidad alimentaria establecen el marco para garantizar la sostenibilidad y calidad de los productos gallegos.
•Fomento económico: Ayudas específicas al sector y programas como el Plan Saborea Calidad Diferenciada de Galicia promueven la comercialización y el valor añadido de estos productos.
Patrimonio y sostenibilidad en el rural gallego
La almazara de A Arnoia, visitada por la conselleira, no solo destaca como infraestructura clave para la producción de aceite, sino también como símbolo de la relación entre el patrimonio arquitectónico y el medio rural. Este ejemplo, según Gómez, ilustra cómo el desarrollo agrícola puede ir de la mano de la preservación cultural y ambiental, fortaleciendo así la identidad y la economía de las comunidades rurales.
Con estos esfuerzos, Galicia reafirma su apuesta por una agricultura diversificada, sostenible y orientada a revitalizar el rural, aprovechando el potencial de cultivos emergentes como el olivo para generar riqueza y futuro en el agro.