- Un estudio del CSIC revela que el eucalipto ha crecido un 48 % en 25 años en las Fragas do Eume, mientras el bosque atlántico pierde terreno. Greenpeace alerta del impacto.
Las Fragas do Eume, uno de los últimos refugios del bosque atlántico en Europa, enfrentan un cambio alarmante en su paisaje. Según un estudio del CSIC (Misión Biológica de Galicia), el eucalipto ha aumentado un 48,2 % en su extensión desde que el parque fue declarado espacio natural en 1997, mientras que el bosque autóctono ha retrocedido un 17,6 % en el mismo periodo. Estos datos reflejan, según Greenpeace, el fracaso de la gestión forestal en Galicia.
Una invasión silenciosa
El avance del eucalipto, impulsado por su rápido crecimiento y su alta demanda en la industria papelera, ha transformado el ecosistema de este emblemático parque natural. Lo que debería ser un santuario de biodiversidad está viendo cómo especies autóctonas, esenciales para la conservación del hábitat, son desplazadas.
Manuel Santos, coordinador de Greenpeace en Galicia, calificó esta situación como “preocupante” y señaló que la expansión del eucalipto no solo afecta a la biodiversidad, sino que también pone en riesgo el equilibrio hídrico y la fertilidad del suelo. Según los datos preliminares del Inventario Forestal Continuo de Galicia de 2023, actualmente hay más de 419.000 hectáreas de eucaliptales en la región, un 1,4 % más que el año anterior.
Restauración en marcha
Frente a este escenario, Greenpeace ha unido fuerzas con el colectivo Betula, dedicado a la custodia y restauración del bosque atlántico. La colaboración incluye una aportación económica destinada a la eliminación de eucaliptos y la plantación de especies autóctonas, así como a fomentar la regeneración natural. Esta iniciativa se financia con fondos sobrantes del proyecto Echando Raíces, lanzado en 1997, que recaudó más de 85.000 euros gracias a la colaboración ciudadana.
“El trabajo de Betula es admirable”, señala Santos, quien exige un mayor compromiso por parte de las Administraciones públicas para recuperar las masas forestales autóctonas y garantizar una gestión sostenible de las Fragas do Eume.
La urgencia de una acción política
Greenpeace pide que se amplíe la actual moratoria sobre nuevas plantaciones de eucalipto, que finaliza en diciembre de 2025, hasta al menos 2030. Además, denuncia que el Gobierno gallego no ha cumplido con las directrices del Plan Forestal de Galicia, que establecen reducir en un 5 % la superficie de eucaliptales para 2040.
El auge del eucalipto también se atribuye a plantaciones realizadas antes de la moratoria de 2021 y a numerosos casos de incumplimiento. Estas irregularidades, según Greenpeace, deben ser investigadas y sancionadas para evitar que el problema se agrave.
Un futuro en juego
El destino de las Fragas do Eume, símbolo de la riqueza natural gallega, está en una encrucijada. La lucha contra el avance del eucalipto no solo es un desafío ambiental, sino también un llamado a replantear las políticas forestales en Galicia. Proteger el bosque atlántico es más que conservar un ecosistema; es asegurar el legado natural para las generaciones futuras.
Mientras la ciencia y el activismo trabajan para revertir esta tendencia, el tiempo apremia.
La recuperación de las Fragas do Eume requiere un esfuerzo coordinado entre instituciones, organizaciones ambientales y la ciudadanía. No solo se trata de revertir el impacto del eucalipto, sino de apostar por políticas forestales sostenibles que prioricen la biodiversidad y protejan los ecosistemas autóctonos.
Greenpeace y Betula representan ejemplos de cómo las iniciativas locales y la cooperación internacional pueden marcar la diferencia. Sin embargo, sin un compromiso firme de las Administraciones públicas, estas acciones tendrán un alcance limitado frente a la magnitud del problema.
El futuro del bosque atlántico en Galicia está en juego. La expansión del eucalipto es más que una cuestión ambiental: afecta la cultura, la economía y el equilibrio ecológico de toda una región. Las Fragas do Eume, que deberían ser un símbolo de conservación y orgullo gallego, se han convertido en un campo de batalla donde se define el modelo de gestión forestal que marcará el rumbo de los próximos años.
El llamado es claro: detener la expansión del eucalipto y trabajar en la regeneración del bosque autóctono es una tarea urgente y necesaria. Si no se toman medidas contundentes ahora, lo que se perderá no será solo el bosque, sino una parte fundamental del patrimonio natural de Galicia.