- Un nuevo ataque de lobo en Lousame deja 17 ovejas muertas y siembra el miedo entre los ganaderos de la zona, que ven su futuro cada vez más en peligro.
Otra noche de sangre en el monte gallego
El monte vuelve a rugir en Galicia. Esta vez, el lobo ha actuado en Lousame, concretamente en la parroquia de Lesende, dejando tras de sí un reguero de muerte: 17 ovejas muertas en un solo ataque nocturno. La víctima, el ganadero José Antonio Fernández, apenas puede dar crédito a lo ocurrido. A pesar de tener su finca completamente cerrada con malla metálica, el depredador logró abrir un hueco para acceder al rebaño. “O lobo mata”, sentencia con rabia y resignación.
Un daño que va más allá del susto
El ataque no solo deja animales muertos, sino semanas de trabajo y más de 3.000 euros perdidos. Entre las ovejas muertas había hembras adultas, crías e incluso ejemplares preñados, algunos con un valor cercano a los 200 euros por cabeza. Para una explotación familiar, este golpe económico no es una anécdota: es un mazazo al equilibrio de toda la granja.
Y no es un caso aislado. En los últimos meses se han repetido episodios similares en distintos puntos del interior gallego, desde O Courel hasta el Barbanza, generando una sensación de inseguridad generalizada entre el sector ovino.
La sensación de abandono: “Estamos criando para nada”
Fernández reconoce haber tenido otros sustos en el pasado, incluso ataques de perros asilvestrados, pero nada comparable a la brutalidad de lo que vivió esta semana. “É a primeira vez que me ataca un lobo. E se volve… haberá que desfacerse de todo”.
(Fuente: LVG)
El mayor temor del ganadero no es lo que ha pasado, sino lo que puede pasar mañana. “O problema non é o que pasou, senón o que vai suceder de aquí para adiante”, afirma. Y como él, muchos. La idea de dejar el campo ya no suena exagerada para quien trabaja día a día expuesto a este tipo de riesgos.
El lobo: ¿símbolo natural o amenaza para el rural?
Desde la declaración del lobo como especie protegida en 2021, su gestión se ha convertido en uno de los debates más calientes del sector. Aunque Medio Ambiente envió técnicos al lugar para inspeccionar lo ocurrido, las ayudas por ataques de fauna salvaje siguen generando más frustración que consuelo entre los ganaderos. “Hai moita burocracia, non sei se paga a pena pedir nada”, reconoce José Antonio.
El problema, según muchos ganaderos, no es solo el lobo, sino la falta de soluciones eficaces para convivir con él. El pastoreo, por su propia naturaleza, obliga a sacar el ganado al exterior. “As ovellas teñen que estar fóra. Dentro da casa xa somos dabondo”, resume con ironía.
¿Hacia un éxodo ganadero?
Lo que está en juego no es solo la supervivencia de unos pocos rebaños. Es el futuro de una forma de vida. Si ataques como el de Lousame se repiten sin control ni apoyo efectivo, muchos ganaderos optarán por cerrar sus explotaciones. Y con ellos se irá también una parte del paisaje, de la cultura y de la economía del rural gallego.
El lobo siempre ha estado ahí. Pero si ahora vuelve con más fuerza que nunca, el campo necesita algo más que palmaditas y papeles. Necesita garantías. Y decisiones valientes.