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martes, noviembre 18, 2025

Formación agraria: clave para un rural con futuro

Formación agraria: clave para un rural con futuro

El sector agroganadero gallego necesita profesionales cualificados para avanzar hacia un modelo rural eficiente, rentable y tecnológicamente actualizado.

Formación, tecnología y relevo: el rural se juega su porvenir

La profesionalización del campo ya no es una opción, sino una necesidad. Así lo confirma la evolución del sector primario gallego, donde el acceso a una formación agraria de calidad se ha convertido en uno de los pilares para garantizar un rural vivo, moderno y competitivo. El 50º aniversario del Centro de Formación e Experimentación Agraria (CFEA) de Sergude sirvió de altavoz para recordarlo.

En el acto conmemorativo, celebrado en Boqueixón (A Coruña), se puso sobre la mesa un mensaje claro: sin cualificación técnica, no hay viabilidad a largo plazo para muchas explotaciones, especialmente en contextos cada vez más exigentes a nivel normativo, climático y tecnológico.

Profesionales para un sector en transformación

El sector agroganadero actual poco tiene que ver con el de hace 30 años. La mecanización, la digitalización o la necesidad de optimizar recursos han elevado la exigencia técnica de las explotaciones. Sin embargo, buena parte del relevo generacional aún carece de la formación adecuada para asumir el reto de gestionar fincas y granjas eficientes y sostenibles.

Centros como el de Sergude —uno de los referentes en Galicia— han demostrado que la formación reglada, práctica y especializada es una de las mejores inversiones para el futuro del rural. La alta demanda de sus grados y cursos da buena muestra del interés que despiertan entre el nuevo perfil de agricultor y ganadero: más preparado, más conectado y con visión empresarial.

Tecnología y nuevos modelos de gestión

Uno de los grandes desafíos del sector pasa por incorporar tecnología sin perder la esencia de las explotaciones familiares. Tractores con GPS, sensores para monitoreo de cultivos, software de gestión ganadera o sistemas de riego inteligente ya están presentes en muchas fincas gallegas. Pero para que estas herramientas sean efectivas, es imprescindible saber utilizarlas correctamente.

La capacitación técnica permite a los productores tomar decisiones basadas en datos, reducir costes, mejorar la calidad de sus productos y adaptarse con rapidez a los cambios del mercado. Además, facilita la diversificación y la apuesta por nuevos modelos como la agricultura regenerativa o la ganadería de precisión.

Más plazas, mejores infraestructuras

El respaldo público al sistema de formación agraria ha sido clave para mantener el tejido educativo en el medio rural. Desde la Consellería do Medio Rural se anunció la ampliación de plazas formativas y la mejora de infraestructuras en los Centros de Formación e Experimentación Agraria (CFEA), para dar respuesta a una demanda creciente y cada vez más especializada.

Esta inversión no solo beneficia a los jóvenes que quieren incorporarse al sector, sino también a profesionales en activo que buscan actualizar conocimientos. La formación continua es un pilar fundamental para mantener la competitividad en un mercado global.

Relevo generacional y proyectos de vida

Pero la formación no es un fin en sí mismo. Está estrechamente ligada a otros aspectos como el relevo generacional, la fijación de población y el impulso de nuevos proyectos empresariales en el campo. En este sentido, programas como las ayudas a la incorporación de jóvenes, los planes de mejora o la iniciativa Leader permiten que la capacitación se traduzca en realidades productivas.

Un joven formado, con apoyo técnico y acceso a financiación, tiene muchas más posibilidades de emprender en el rural y quedarse. Ahí está el verdadero valor de estas políticas: no solo formar personas, sino construir comunidades rurales con futuro.

Un rural con cabeza, corazón y conocimiento

Galicia tiene talento, tierra y tradición. Lo que necesita ahora es convertir ese potencial en proyectos viables, sostenibles y rentables. Y eso solo será posible con un modelo educativo agrario moderno, conectado a la realidad del campo y preparado para los retos del mañana.

Invertir en formación es sembrar futuro. Y si algo ha demostrado el CFEA de Sergude en sus 50 años de historia, es que el saber rural no se hereda: se aprende.

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