- Los ganaderos afectados por la EHE enfrentan enormes pérdidas y un desgaste psicológico, mientras critican la falta de apoyo e información por parte de la administración.
La Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) ha generado un clima de gran preocupación entre los ganaderos gallegos, quienes enfrentan pérdidas económicas y productivas significativas, además de un gran desgaste psicológico por el manejo de la enfermedad en sus explotaciones.
(Manuel Núñez Monjardín. Foto EP)
Manuel Núñez Monjardín, ganadero de A Fonsagrada, comparte su experiencia con la EHE, que recientemente afectó a su granja con 55 reses en manejo extensivo. “Psicoloxicamente é moi duro”, comenta Núñez, destacando que la enfermedad, además de causar gran sufrimiento a los animales, implica un aumento considerable del trabajo, ya que es necesario revisar constantemente el estado de los animales. Los síntomas incluyen fiebre alta, cojera, edema facial y descamación del hocico. Núñez señala que la detección temprana es crucial para limitar el daño, pero esto conlleva un estrés adicional, especialmente en un sistema extensivo de manejo donde el control constante de los animales es más complejo.
En cuanto a las pérdidas económicas, Núñez menciona que una de sus vacas afectadas, de raza rubia gallega y alto valor genético, ha supuesto un gasto en tratamientos superior a los 400 euros. Además, estima que, si la vaca y su ternero mueren, las pérdidas ascenderán a 3.500 euros. A pesar de contactar con un veterinario y alertar a Medio Rural, el proceso de confirmación de la enfermedad, a través de análisis, puede tardar hasta ocho días, lo que añade más incertidumbre.
(De izquierda a derecha: Aquilino Domínguez, alcalde de Parada de Sil; Manuel Yáñez, ganadero; Eladio Santos, subdelegado del Gobierno en Ourense; y Sara Inés Vega, alcaldesa de Castro Caldelas. Foto LVG)
Por su parte, Manuel Yáñez, ganadero de Castro Caldelas, también ha sufrido un brote de EHE en su explotación, con unas 80 reses infectadas en el mes de agosto. Aunque considera que lo peor ya ha pasado, la preocupación ahora radica en las secuelas que puedan quedar en los animales. “Algunhas vacas non dan recuperado, están moi delgadas, case non andan”, señala Yáñez, quien teme que algunas reses no sobrevivan al invierno. Además, menciona que varios de sus animales han perdido dientes, lo que pone en duda su capacidad para seguir siendo productivos.
Ambos ganaderos critican la falta de apoyo e información por parte de la administración. Yáñez lamenta que no haya habido contacto directo de la Consellería do Medio Rural para evaluar la situación y ayudar a los afectados. También cuestiona los requisitos para recibir ayudas, dado que muchos animales no fueron diagnosticados oficialmente debido a la saturación de los servicios veterinarios durante los brotes.
Las preocupaciones de Yáñez fueron escuchadas por el subdelegado del Gobierno en Ourense, Eladio Santos, quien criticó que la Xunta no haya activado medidas concretas para paliar las pérdidas de los ganaderos. A su vez, los alcaldes de Castro Caldelas, Montederramo y Parada de Sil se sumaron a las reclamaciones de ayudas y apoyo para un sector que consideran vital para la economía local.
En resumen, la EHE ha dejado a los ganaderos gallegos en una situación crítica, no solo por las pérdidas económicas inmediatas, sino también por la incertidumbre sobre el futuro de sus animales y la falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades.