- La policía autonómica examina los repetidos incendios en las cercanías de la playa de Area da Secada.
Entender las motivaciones de alguien que decide prender fuego a un bosque no es tarea fácil. La playa de Area da Secada, una de las más concurridas de A Illa de Arousa, ha estado en peligro por los incendios durante dos veranos consecutivos. Estos incendios no corresponden al perfil de un gran incendio devastador que consume vastas extensiones de terreno. En parte, esto se debe a que en A Illa de Arousa no abunda la vegetación arbolada, lo que da lugar a una serie de pequeños focos que surgen aquí y allá, como si el paisaje estuviera sembrado de trampas de fuego.
Sin que existan aparentes motivos económicos —este espacio natural no es susceptible de urbanización y la madera de sus árboles no tiene un gran valor comercial—, se plantea la posibilidad de que el responsable actúe por motivos patológicos. Sin embargo, según la Sociedad Española de Psiquiatría, solo un 3 % de quienes inician un incendio son considerados pirómanos en el sentido clínico del término, es decir, personas con una atracción patológica hacia el fuego. Este tipo de casos son excepcionales, con apenas un centenar de diagnosticados en toda España. Por lo tanto, que el responsable en A Illa sea uno de estos casos sería poco menos que un golpe de azar. Mientras tanto, la policía autonómica ha tomado las riendas de la investigación tras el incendio del miércoles, que estuvo a punto de desencadenar un desastre mayor si se hubiera propagado a los vehículos estacionados a lo largo del acceso a la playa.
Nito Dios, un vecino profundamente comprometido con la conservación ambiental de la isla, reflexiona sobre la situación: «A pesar de que este último incendio afectó a terrenos comunitarios y destruyó castaños de 35 años, hasta ahora los fuegos han afectado principalmente a parcelas privadas, como ocurrió la semana pasada». Nito, que conoce cada rincón arbolado de A Illa, pasa gran parte de su tiempo plantando, regando y cuidando el patrimonio natural de la mayor de las islas habitadas en la costa norte de la península. «No sé quién está detrás de esto ni si lo hace por enfermedad o pura maldad, pero está claro que quiere destruirlo todo», comenta Nito, mientras dedicaba el día posterior al último incendio a humedecer el monte para evitar nuevos fuegos.
Otro residente, igualmente familiarizado con el terreno, opina que es la misma persona la que ha estado causando todos estos incendios. «No creo que esto sea obra de un turista que viene a pasar el día en la playa». El incidente del miércoles presentó una novedad: se encontraron cuatro bengalas en la zona donde se inició el fuego, un hecho sin precedentes en los otros incendios, donde no se habían hallado ni mecheros ni latas de combustible. Luis Arosa, el alcalde de la isla, confía en que las pruebas recogidas por la policía autonómica, incluidas las bengalas, finalmente conduzcan a la identificación del responsable.
El alcalde socialista de A Illa no cree que la aparición de las bengalas apunte a un autor diferente. «No, quien quiera que sea, tiene la intención de causar daño y no va a detenerse. La semana pasada intentó quemar la parte superior, y el miércoles lo intentó desde la parte inferior. Es alguien que quiere causar daño», señala Arosa, quien oscila entre la preocupación y el enfado. Sobre las motivaciones del incendiario, solo se pueden hacer conjeturas: desde un ajuste de cuentas con algún vecino hasta una reacción contra los bañistas que han hecho de esta playa un emblema del verano en Arousa. Incluso, según otro vecino, podría tratarse de alguien que simplemente busca delimitar las fronteras de sus propiedades.