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viernes, mayo 16, 2025

Lácteas líderes en Lugo: récord de ingresos, ¿y la leche?

  • Lactalis y Lence encabezan el ranking de facturación en Lugo, pero ganaderos denuncian que lo hacen pagando precios por debajo del coste de producción.

Las reinas del ranking: leche, millones… y polémica

Las empresas lácteas dominan el ranking de facturación en la provincia de Lugo en 2023. Según el informe Ardán, las tres primeras posiciones están ocupadas por Lactalis (Vilalba), Lence (Lugo) y Arenal (Lugo), con cifras que superan ampliamente los 200 millones de euros anuales. A simple vista, este liderazgo confirma una verdad sabida: la economía lucense depende en gran medida del sector agroalimentario, y en particular del lácteo.

Pero la lectura no puede quedarse solo en la cifra. Porque mientras estas industrias baten récords de ingresos, en el otro extremo de la cadena —el origen, las granjas— los ganaderos llevan años denunciando precios injustos y condiciones abusivas.

Récords empresariales, rentas hundidas en el campo

Lactalis, primera del ranking, facturó en 2023 más de 680 millones de euros. Le sigue Lence (Leche Río) con casi 260 millones. Son grupos potentes, con fuerte implantación en Galicia y gran capacidad industrial y logística. Sin embargo, su modelo de negocio ha sido puesto en entredicho una y otra vez por organizaciones agrarias como Unións Agrarias, SLG o COAG.

El motivo es recurrente: precios pagados por litro de leche que no cubren los costes de producción, algo que la Ley de la Cadena Alimentaria prohíbe expresamente. La normativa exige que ningún eslabón cobre por debajo de lo que cuesta producir, pero los contratos con las grandes industrias siguen dejando a muchos ganaderos con márgenes negativos o nulos.

Ganaderos atrapados: contratos opacos y dependencia

Uno de los principales problemas reside en la asimetría de poder. Los ganaderos tienen poca capacidad de negociación frente a grandes industrias que concentran buena parte del mercado. Y aunque la ley obliga a que los contratos reflejen los costes, muchos productores siguen firmando por necesidad.

Varios informes del Observatorio Lácteo del Ministerio de Agricultura han detectado prácticas irregulares en la fijación de precios. Algunas industrias, según denuncian los sindicatos, presentan precios “de mercado” como justificación, cuando en realidad no se ajustan a los costes reales de las explotaciones.

De ahí que surjan protestas como las de 2022 y 2023 frente a plantas de Lactalis o Lence, donde se acusó a estas empresas de “apretar al ganadero hasta el límite” mientras sus beneficios crecen año tras año.

¿Quién construye esos millones?

Que el sector lácteo genere riqueza en Lugo es incuestionable. Pero la gran pregunta es: ¿a costa de quién? Porque si los márgenes de las industrias aumentan mientras las granjas se endeudan o cierran, algo en la cadena no funciona.

De hecho, la provincia de Lugo perdió en los últimos 10 años más de un tercio de sus explotaciones de leche. Hoy quedan poco más de 4.000, muchas en zonas de montaña o con poca alternativa económica. Y cuando una granja cierra, no solo se pierde producción: se pierde empleo, población, actividad, economía local.

La paradoja del modelo: concentración arriba, dispersión abajo

Mientras en la parte alta del ranking vemos empresas cada vez más grandes, más eficientes, más concentradas, en la base rural la realidad es la fragmentación, la incertidumbre y la falta de relevo.

La Xunta de Galicia, a través de la Consellería de Medio Rural, ha defendido públicamente la necesidad de reforzar los controles de la AICA (Agencia de Información y Control Alimentarios) para que la ley se cumpla en todos los tramos. Pero hasta la fecha, las sanciones por incumplimiento son escasas y lentas, lo que deja desprotegido al eslabón más débil.

El contrapunto: cooperativas que sí redistribuyen

Frente a este modelo vertical, hay ejemplos de economía rural que funcionan de forma distinta. Uno de ellos es la cooperativa AIRA, que facturó más de 216 millones en 2023 y emplea a unas 340 personas. Aunque no aparece en el ranking por estar registrada como cooperativa, su impacto es innegable.

AIRA reinvierte en el territorio, redistribuye el valor entre sus socios y prioriza la sostenibilidad del medio rural. Y no es la única: muchas otras cooperativas gallegas trabajan bajo esta lógica, generando riqueza con criterios de justicia económica y arraigo local.

El rural no puede sostener cifras que lo asfixian

Los datos del ranking son importantes, pero hay que leerlos con perspectiva crítica. Que una empresa facture millones no siempre implica que su impacto sea positivo para el conjunto del sector. El verdadero éxito económico debería medirse también en términos de sostenibilidad, reparto justo y futuro para el rural.

Mientras las industrias no respeten el coste de producción en origen, los ingresos récord tendrán pies de barro. Y la economía de Lugo, tan ligada al campo, no puede permitirse que el campo se hunda para que otros crezcan. 

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