- Galicia invierte 25 millones al año en sanidad animal y presume de estatus sanitario ejemplar, pero ganaderos y oposición alertan de fallos en la gestión de crisis.
Galicia se proyecta como una de las comunidades con mejor salud animal del Estado. Libre de enfermedades clave como la tuberculosis o la brucelosis, su estatus sanitario no solo protege la producción, sino que otorga a las explotaciones ganaderas una ventaja competitiva a la hora de comercializar carne y leche. La Xunta saca pecho con cifras y protocolos, asegura estar a la vanguardia en vigilancia, control y prevención, e incluso se presenta como modelo frente a otras autonomías. Pero tras ese relato de excelencia institucional se abre una grieta cada vez más visible: la que denuncian los ganaderos y la oposición política, que hablan de ayudas insuficientes, respuestas lentas ante emergencias sanitarias, y una falta de planificación estratégica que ya pasa factura.
Un modelo con músculo técnico… y burocrático
El director xeral de Gandaría, José Balseiros, compareció en el Parlamento para defender lo que calificó como un “modelo pionero” en sanidad animal. Aseguró que la Consellería de Medio Rural destina cada año alrededor de 25 millones de euros a más de 50 programas que incluyen vigilancia activa, control, prevención y erradicación de enfermedades. Según explicó, se realizan más de 50.000 inspecciones anuales y se analizan 700.000 muestras, con casi 1,3 millones de determinaciones en el laboratorio oficial Lasapaga.
La Xunta presume de haber logrado un “estatus libre” de tuberculosis bovina, brucelosis y encefalopatía espongiforme bovina. También recordó que Pontevedra fue la primera provincia peninsular en declararse libre de tuberculosis en 2019. “Son cifras que avalan nuestro esfuerzo”, defendió Balseiros. Pero también admitió que aún se producen casos importados de otras comunidades o por recidivas, y que el objetivo de erradicación total aún no se ha alcanzado.
EHE: la emergencia que expuso las costuras del sistema
Si el relato técnico es sólido, el operativo de respuesta ante crisis sanitarias recientes deja muchas dudas. El ejemplo más paradigmático es el de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), un virus transmitido por mosquitos que afecta al ganado bovino.
Galicia registró en 2024 más de 5.300 casos en más de 2.200 explotaciones, con 730 muertes reconocidas oficialmente. Sin embargo, apenas unos meses antes, la propia Consellería hablaba de 834 muertes, lo que ha hecho saltar las alarmas sobre la transparencia en la gestión de datos. Además, muchos ganaderos aseguran que los efectos reales fueron mucho mayores, incluyendo abortos, baja producción y costes veterinarios que no han sido cubiertos.
Aunque la Xunta lanzó una orden de ayudas específica en diciembre de 2024 —con compensaciones por muerte de animales (entre 400 y 1.600 euros), tratamientos veterinarios (100 euros por vaca) y desinsectación (20 euros por animal censado)—, la presión del sector forzó una segunda convocatoria en enero de 2025 por valor de 5,6 millones, y ya se ha anunciado una tercera prevista para mediados de este año, destinada a los casos posteriores al 5 de diciembre.
“Se actuó tarde y mal”: crítica unánime desde el campo
La oposición fue contundente en su diagnóstico. Sonia Vidal (BNG) acusó al Gobierno gallego de haber actuado “tarde y mal” frente a la EHE. “Cuando ya había vacas muertas en Ourense, la Xunta seguía diciendo que no había casos. Se tardó semanas en activar protocolos y muchos ganaderos quedaron fuera de las ayudas”, denunció.
También cuestionó que las compensaciones solo se basen en los datos oficiales, cuando muchas explotaciones no notificaron casos por desconfianza o falta de información. “Con cinco vacas enfermas y una muerta, una granja tuvo que gastar casi 800 euros en veterinario sin apenas cobertura”, afirmó Vidal.
El PSOE reclamó un plan estratégico a medio plazo que no dependa únicamente de reaccionar a posteriori. “Falta planificación, falta diagnóstico y falta anticipación. No se puede construir una sanidad animal sólida solo con balances de laboratorio”, dijo su portavoz.
Comparativa con otras CCAA: ¿es Galicia realmente pionera?
Desde el Gobierno gallego se insiste en que su sistema de ayudas es el más ambicioso del Estado. Mientras que en Galicia las compensaciones por vaca muerta pueden alcanzar los 1.600 euros, en comunidades como Asturias o Castilla y León el máximo se sitúa en 500 euros. En otras, como Castilla-La Mancha o Extremadura, directamente no existen ayudas por EHE.
Además, Galicia asumió en 2023 y 2024 el coste total de la vacunación contra la lengua azul, una enfermedad viral que afecta al ganado ovino y bovino. La vacunación fue gratuita y masiva, a pesar de que la normativa estatal delegaba esta obligación en los titulares de las explotaciones. Actualmente, aunque la vacuna ya no es obligatoria, la Xunta sigue ofreciéndola sin coste para quien la solicite. “Somos la única comunidad que asume el 100% del coste de las vacunas y su administración”, reiteró Balseiros.
Sacrificio obligatorio y ayudas limitadas
También existen compensaciones por sacrificio obligatorio de animales dentro de programas de erradicación: 1,3 millones de euros para 2025, y otros 125.000 euros adicionales para reposición de animales bovinos, ovinos y caprinos. No obstante, el BNG ha criticado que no se contemplen contraperitajes en los protocolos, y que los ganaderos sean obligados a asumir el sacrificio sin posibilidad de defensa técnica.
Dos realidades que no se encuentran
A nivel institucional, Galicia muestra músculo: inversiones millonarias, cifras de laboratorio, campañas de vacunación ejemplares y un estatus sanitario que muchas comunidades envidian. Pero en el campo, donde la sanidad animal no se mide en estadísticas sino en vacas vivas o muertas, el relato es otro.
Los ganaderos piden menos autobombo y más planificación. Menos normativas rígidas y más anticipación real. Menos boletines, y más veterinarios disponibles cuando los animales enferman. Porque si algo ha dejado claro la EHE es que la sanidad animal no puede ser solo una vitrina institucional: debe ser una red viva, ágil y justa, al servicio de quienes mantienen viva la ganadería gallega.