- El polémico proyecto de recrecimiento de la balsa de lodos rojos de Alcoa avanza pese a serias dudas técnicas sobre su seguridad y viabilidad a largo plazo.
La reciente Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable al recrecimiento de la balsa de lodos rojos de Alcoa ha encendido las alarmas en A Mariña, Lugo, al evidenciar graves lagunas de seguridad y mantenimiento. Iván Rodríguez Lombardero, coordinador del Sindicato Labrego Galego (SLG) en Lourenzá y geólogo ambiental, alerta de que el informe aprobado por la Xunta de Galicia deja fuera aspectos esenciales, como la estabilidad geotécnica y los planes de emergencia, lo que supone un riesgo considerable para el entorno.
La DIA, según el análisis de Lombardero, sorprende no solo por su aprobación, sino por la enumeración de los elementos excluidos en su evaluación: aspectos críticos como la seguridad de las instalaciones, el cumplimiento de las normas viales y de minería, la caracterización y manejo de los propios residuos peligrosos, e incluso la integridad de la estructura ante eventos climáticos extremos. “El mensaje parece ser ‘adelante’ a pesar de todo”, denuncia Lombardero, quien critica la ambigüedad de las condiciones impuestas en el informe.
¿Se aprendió algo del desastre de DANA en Valencia?
Apenas un mes después del colapso de la planta de DANA en Valencia, que evidenció lo que pueden provocar unas instalaciones inseguras en medio de un clima cada vez más extremo, las dudas sobre el proyecto de Alcoa adquieren un cariz aún más crítico. En un momento de crisis climática, con lluvias intensas y fenómenos que exceden las previsiones, la falta de un plan de seguridad exhaustivo y revisado resulta preocupante. La Dirección Xeral de Emerxencias e Interior de Galicia apunta a la vulnerabilidad de la instalación de Alcoa frente a accidentes graves o catástrofes, al considerar que estos riesgos son “elevados” y exigir una actualización del Plan de Emergencia Interior para el depósito de lodos rojos.
Pero ¿qué significa esto en la práctica? La estructura de la balsa, de unos 100 metros de altura –equivalente a un edificio de 33 pisos–, podría verse comprometida en situaciones de licuefacción del terreno, una amenaza latente si se produjeran fuertes lluvias. “Nos aferramos al ‘esperemos que no ocurra’, pero la realidad es que este tipo de eventos extremos cada vez son más comunes”, advierte Lombardero, quien considera urgente mirar la experiencia reciente en Valencia.
Un mantenimiento a perpetuidad sin respaldo definido
Uno de los puntos más preocupantes es la dependencia de la balsa de lodos de un mantenimiento constante y activo, sin un plan de estabilización permanente que sea capaz de prescindir de medidas de mantenimiento indefinidas. La Dirección Xeral de Patrimonio Natural advierte que el proyecto carece de un diseño que permita asegurar la estabilidad a largo plazo de la balsa sin una intervención humana constante. Este detalle, aparentemente técnico, plantea un problema a largo plazo: ¿quién asumirá la responsabilidad del mantenimiento una vez que la planta cierre o, como advierte Lombardero, en el caso de que Alcoa decida abandonar la actividad?
De no establecerse un protocolo de mantenimiento sostenible y autónomo, el coste de esta instalación podría quedar en manos de las administraciones públicas, convirtiéndose en una pesada carga financiera que, según Lombardero, debería evaluarse a la hora de valorar los beneficios que aporta Alcoa a la comarca.
Una decisión política con riesgos técnicos
La DIA incluye también una cláusula que, en lugar de asegurar la restauración definitiva de la balsa, aplaza la presentación del plan de clausura y restauración un año antes del cierre de las instalaciones. En otras palabras, el proyecto recibe luz verde, sin necesidad de garantizar desde el inicio un diseño seguro ni un plan de cierre efectivo. “Es como construir una bomba de relojería y confiar en que se desactivará sola cuando deje de ser útil”, señala Lombardero.
La situación plantea un dilema para la comunidad de A Mariña y sus responsables políticos, que ahora se encuentran con un proyecto de alto impacto y sin garantías de estabilidad a largo plazo. En un contexto en el que la seguridad y la sostenibilidad son cada vez más prioritarias, la balsa de Alcoa se presenta como un símbolo de la encrucijada entre la industria y la responsabilidad ambiental.
“No mirar hacia la balsa”
En definitiva, las dudas sobre el proyecto de recrecimiento de la balsa de Alcoa y su DIA favorable llevan a preguntarse si se está priorizando una política de inmediatez sin considerar los posibles efectos a largo plazo. Las palabras de Lombardero resuenan como un recordatorio urgente: “Es necesario mirar de frente los riesgos y no seguir adelante como si no existieran”.