- El queso ecológico CampoBio, elaborado por La Peral con leche de cooperativa asturiana, gana el premio al mejor azul en el Salón Gourmets.
Un queso azul que sabe a costa y territorio
El queso ecológico CampoBio, elaborado por Quesos La Peral en colaboración con una cooperativa ganadera asturiana, ha sido galardonado como el mejor queso azul de España en el prestigioso Salón Gourmets. Pero este reconocimiento va mucho más allá del sabor: representa un modelo de producción que une tradición, sostenibilidad y arraigo al territorio.
Lejos de los focos del marketing industrial, CampoBio se elabora con leche cruda de vaca ecológica procedente exclusivamente de ganaderías asociadas a la cooperativa, todas ellas certificadas por el Consejo de Producción Agraria Ecológica del Principado de Asturias (COPAE). El resultado es un producto con alma, respaldado también por el distintivo “Alimentos del Paraíso Natural”.
Un modelo de cooperación que conecta tierra y mar
Aunque el queso nace en la montaña, su filosofía conecta directamente con los valores del sector marino: trabajo en comunidad, respeto al entorno y sostenibilidad a largo plazo. CampoBio no es un producto aislado, sino parte de una red que pone en valor el trabajo diario de ganaderos comprometidos con una economía local que respeta los ciclos naturales.
Esta lógica cooperativa tiene mucho en común con lo que ocurre en muchas cofradías del litoral gallego: no se trata solo de producir, sino de cuidar el territorio que lo hace posible. Y en este caso, esa tierra fértil que mira al mar también produce excelencia.
Sabor premiado, identidad compartida
El premio obtenido en el Salón Gourmets —uno de los escaparates más influyentes de la gastronomía española— no solo reconoce la calidad sensorial del queso, sino la coherencia de todo un sistema. La unión entre los maestros queseros de La Peral y los ganaderos ecológicos ha logrado un producto de altura, que representa con orgullo lo mejor del campo asturiano.
El valor de lo propio
El galardón de CampoBio refuerza un mensaje que resuena tanto en el interior como en la costa: la excelencia no necesita fórmulas industriales cuando se trabaja desde la cercanía, la colaboración y el respeto. Para quienes viven del mar —como para quienes viven de la leche— el orgullo por lo propio es un motor de futuro.
Este reconocimiento es, en definitiva, una señal clara de que los modelos cooperativos, sostenibles y con raíces firmes en su territorio tienen mucho que ofrecer, tanto en la mesa como en la economía rural y costera.