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lunes, julio 7, 2025

España exporta ovino vivo a Argelia y desata la alarma en el sector

  • El envío de ovino vivo a Argelia inquieta al sector ganadero, que alerta del riesgo para el modelo español de producción y transformación de carne.

Una salida fácil que debilita al sector

La reciente autorización del Ministerio de Agricultura para exportar ovino vivo a Argelia ha generado inquietud entre ganaderos e industrias cárnicas españolas. La medida llega en un momento delicado para el sector: con una cabaña reducida, precios tensionados y dificultades de suministro en los mataderos, el mercado interno se encuentra bajo presión.

Frente a este escenario, abrir la puerta a la exportación de animales vivos podría parecer una vía rápida para obtener liquidez, pero los expertos advierten que se trata de una solución cortoplacista que podría tener consecuencias graves para el conjunto de la cadena ganadera.

Un modelo en riesgo: empleo, valor añadido y territorio

España ha apostado durante décadas por un modelo ganadero que no solo produce carne, sino que la transforma y comercializa, generando empleo rural, arraigo y valor añadido. Sacar los animales vivos del país implica perder ese valor en origen: ni el trabajo en los mataderos, ni los empleos en logística, ni la industria auxiliar se benefician de este tipo de operaciones.

Giuseppe Aloisio, secretario general de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE), ha sido claro: esta estrategia “beneficia a unos pocos” pero pone en riesgo un sistema que da soporte a miles de familias y mantiene vivo el tejido rural.

Además, el envío de animales vivos plantea interrogantes éticos, logísticos y sanitarios, especialmente en trayectos largos como el que separa a España de los puertos argelinos.

Argelia, un cliente consolidado para la carne… ¿y ahora para el animal?

Argelia ha sido tradicionalmente uno de los destinos clave para la exportación de carne de ovino y despojos procedentes de España. Este comercio, ya consolidado y que ha funcionado bajo un esquema de transformación en origen, permitía mantener parte del valor en las zonas rurales españolas.

El giro hacia el ovino vivo podría dar un vuelco al equilibrio del mercado. El temor del sector es que se desincentive la inversión en modernización, bienestar animal y calidad en los mataderos nacionales, ante un modelo que externaliza la fase final de la cadena.

El impacto en el rural: desindustrialización silenciosa

Para las comarcas rurales donde la industria ganadero-cárnica es un motor económico, esta política de exportación directa supone una amenaza. La progresiva salida del valor añadido hacia otros países puede traducirse en cierres de plantas, pérdida de empleo y menos oportunidades para fijar población.

Más allá de los grandes números, lo que está en juego es la sostenibilidad de un modelo que ha demostrado su capacidad para innovar, internacionalizarse y mantener viva la Marca España desde el campo.

El campo pide estrategia, no atajos

El ovino español atraviesa una fase crítica. Las soluciones deben pasar por reforzar la cadena de valor, no por desmontarla. Apostar por la exportación de carne transformada, con estándares altos y control desde origen, es clave para que el campo siga siendo competitivo y generador de futuro.

El sector pide algo simple: visión a medio plazo y decisiones que sostengan el empleo y la industria en nuestras comarcas. Porque si el valor se va en barco, el vacío se queda en el campo.

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