- Miles de personas marchan contra la macrocelulosa de Altri en Palas de Rei, alertando de su impacto ecológico, social y económico en la comarca de A Ulloa.
Galicia rural se levanta contra la celulosa de Altri
La Galicia interior ha hablado alto y claro. El 1 de junio, miles de personas salieron a las calles de Pontevedra y Marín para denunciar un modelo industrial que amenaza no solo al litoral, sino también al corazón agrario de la comunidad. Bajo el lema “Nin ENCE na ría, nin ALTRI na Ulloa”, la movilización reunió a plataformas vecinales, colectivos ecologistas, mariscadores, ganaderos, sindicatos agrarios y una parte creciente de la sociedad civil rural.
El foco no estuvo solo en la polémica factoría de Ence en la ría de Pontevedra, sino especialmente en el proyecto de macrocelulosa de Altri en Palas de Rei (Lugo), una instalación que, de concretarse, transformaría de forma radical el entorno del río Ulla y su comarca.
Una marea rural en defensa de la tierra
La marcha, que arrancó de forma simultánea desde las alamedas de Marín y Pontevedra, culminó frente a la planta de Ence con la lectura de un manifiesto firmado por representantes de la Plataforma Ulloa Viva, la Asociación pola Defensa da Ría de Pontevedra (APDR) y la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA).
Los organizadores alertaron de que el caso de ENCE, instalado en Lourizán desde hace más de medio siglo, no puede repetirse ahora en el interior gallego. “No vamos a permitir que el río Ulla se convierta en una cloaca industrial”, denunciaron con contundencia.
La comarca de A Ulloa, eminentemente agraria y ganadera, sería una de las más afectadas por la planta de Altri, cuya actividad conllevaría grandes consumos de agua, vertidos industriales y un aumento del tráfico pesado, además de la pérdida de valor ambiental, paisajístico y turístico del territorio.
Sin consenso social ni garantías ambientales
Desde la Plataforma Ulloa Viva se denuncia que el proyecto de Altri carece de transparencia, de estudios sólidos y del respaldo de la población local. Aseguran que la instalación, que cuenta con el aval de la Xunta de Galicia, se ha impulsado “sin consenso social, sin garantías ambientales y sin responder a las necesidades reales del rural gallego”.
Frente al discurso oficial de empleo e inversión, los colectivos rurales reclaman un modelo económico alternativo: empleo sostenible, aprovechamiento racional del monte, valor añadido para el sector agroalimentario y respeto al medio natural. “No necesitamos celulosas; necesitamos un futuro con raíces”, señalan.
El conflicto llega a la política y a los tribunales
A la manifestación acudieron representantes de múltiples partidos, pero más allá de la agenda electoral, lo que quedó claro es que la lucha por el territorio trasciende siglas. Lo rural está organizándose desde abajo, defendiendo su derecho a decidir qué tipo de desarrollo quiere y cuál no está dispuesto a tolerar.
Los colectivos convocantes han anunciado que no se detendrán: continuarán en la calle, en los medios y en los tribunales, donde ya se han interpuesto recursos contra el proyecto.
El corazón de Galicia no está en venta
Altri pretende instalar una macrocelulosa en uno de los espacios con más identidad de Galicia, junto al río Ulla y en el entorno de la Vía da Prata del Camino de Santiago. La paradoja es evidente: una empresa portuguesa que no logró instalar su planta en su propio país, viene a buscar suelo y agua en una comarca agrícola gallega sin respaldo local.
Desde la comarca, el mensaje es firme: “Queremos un rural vivo, digno y respetado. No una Galicia convertida en vertedero industrial”. Y la respuesta social del 1 de junio deja claro que el rural no va a quedarse callado.