- La ONG pide reducir un 88 % la producción porcina en España para 2050, alertando de su impacto ambiental y del grave problema de contaminación por nitratos.
Greenpeace pone en la diana al porcino industrial
La organización ecologista Greenpeace ha encendido las alarmas con una propuesta radical: reducir casi por completo la producción de carne de cerdo en España de aquí a 2050. Según el informe que acaban de presentar, el modelo de ganadería intensiva, en especial el porcino, representa uno de los mayores focos de contaminación ambiental del país.
El foco de su denuncia está en los purines. Cada año, los más de 34 millones de cerdos que hay en España generan casi 98.000 millones de litros de estiércoles líquidos, que, mal gestionados, acaban filtrándose al subsuelo y contaminando acuíferos y ríos con nitratos. El dato es contundente: ese volumen equivaldría a llenar casi 30.000 piscinas olímpicas.
La ganadería industrial, insisten desde Greenpeace, es incompatible con un modelo agroalimentario sostenible y con los compromisos climáticos europeos.
España, gigante europeo del cerdo… y de los purines
España es actualmente el cuarto mayor productor mundial de carne de cerdo y el primer exportador, con más del 60 % de la producción destinada al mercado exterior. Esta pujanza del sector porcino ha ido acompañada del auge de las macrogranjas, cuyo número se ha incrementado un 144 % entre 2013 y 2023, según el registro estatal de emisiones (PRTR).
Desde 1960, el número de sacrificios se ha multiplicado por veinte, mientras la densidad ganadera se ha concentrado cada vez más en grandes explotaciones alejadas de la lógica agronómica tradicional. El modelo intensivo ha convertido al porcino en una industria globalizada, pero con importantes externalidades negativas para el medio rural.
El coste ambiental y legal de los purines
El impacto de los nitratos en el agua subterránea no es solo un problema ambiental: es también un problema legal. España fue condenada en marzo de 2024 por el Tribunal de Justicia de la UE por incumplir la Directiva de Nitratos. Mañana, sin ir más lejos, se celebrará en Galicia (TSXG) el primer juicio por contaminación de acuíferos atribuida a la ganadería intensiva.
Según el Ministerio para la Transición Ecológica, la contaminación por nitratos es la principal causa de deterioro de las masas de agua en España. Esta realidad no es ajena a Galicia, donde la ganadería representa una parte fundamental del tejido rural y donde crecen las voces que reclaman un modelo más sostenible.
Propuesta de reconversión: menos cerdos, más empleo rural
Greenpeace no pide eliminar la ganadería, pero sí transformar el modelo. Su propuesta pasa por prohibir nuevos proyectos intensivos, reducir a la mitad la cabaña porcina antes de 2030 y eliminar completamente el modelo industrial en 2050. A cambio, apuestan por un sistema extensivo agroecológico basado en recursos locales, que —según sus estimaciones— permitiría duplicar el empleo en el conjunto del sector, salvo en el porcino, donde caería un 70 % por el cierre de explotaciones intensivas.
La transición también supondría un cambio en los hábitos de consumo: menos carne y de más calidad, en línea con la denominada “dieta de salud planetaria”.
Reacciones en el sector: preocupación y desacuerdo
Aunque el informe de Greenpeace ha tenido amplio eco en medios y círculos ecologistas, en el campo gallego y español la propuesta ha sido recibida con inquietud. Las organizaciones profesionales agrarias y las cooperativas advierten de que eliminar la ganadería intensiva sin alternativas reales supondría el colapso del sector, especialmente en zonas donde el porcino es el principal motor económico.
El debate está servido: sostenibilidad ambiental frente a viabilidad económica. Lo que está claro es que el modelo ganadero actual se enfrenta a una encrucijada, y que la presión ambiental, legal y social irá en aumento. Galicia, con su propio modelo mixto entre intensivo y familiar, tendrá que decidir si quedarse al margen, adaptar su sistema o liderar la transformación.