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domingo, julio 6, 2025

La destilación de crisis en Galicia: ¿solución o parche temporal?

  • La destilación de crisis en Galicia busca reducir el excedente vitivinícola sin distorsionar el mercado.

La destilación de crisis: un recurso para aliviar el excedente

La Consellería de Medio Rural ha iniciado el trámite para la destilación de crisis de 2025, con el objetivo de reducir los excedentes de vino acumulados en las bodegas gallegas. Para ello, ha solicitado a los Consejos Reguladores la información necesaria sobre el volumen y el importe que las bodegas inscritas pretenden destilar. Esta información será enviada a la Comisión Europea, que tiene la última palabra para autorizar el proceso.

Sin embargo, este procedimiento, que ya se aplicó en 2024, vuelve a suscitar dudas entre los productores. La medida tiene como finalidad transformar el vino excedente en alcohol para uso industrial, evitando así distorsionar el mercado alimentario. Aunque la Xunta garantiza que la financiación se hará con fondos propios, muchos en el sector vitivinícola se preguntan si esta estrategia es sostenible a largo plazo.

La experiencia de 2024: resultados y aprendizajes

En la convocatoria anterior, la destilación de crisis permitió procesar el vino excedente de 15 bodegas gallegas, con un valor aproximado de 350.000 euros. El alcohol obtenido fue destinado exclusivamente a la industria, especialmente para la fabricación de desinfectantes y productos farmacéuticos, quedando así fuera del circuito alimentario.

Esta medida extraordinaria, aprobada por la Comisión Europea, buscaba reducir el stock acumulado en bodegas de la DO Ribeira Sacra, donde el descenso en el consumo de vino tinto generó un importante excedente. Aunque el resultado fue positivo en términos de alivio temporal, persisten las dudas sobre su efectividad a largo plazo.

Un problema estructural en el sector vitivinícola gallego

La situación de excedente no es nueva, y el hecho de que en 2025 se recurra nuevamente a la destilación de crisis refleja la persistencia de un problema estructural en el sector vitivinícola gallego. El descenso en el consumo de vino tinto sigue afectando a muchas bodegas que acumulan producto sin salida comercial.

Aunque la destilación evita la saturación del mercado y mantiene el precio del vino estable, esta solución temporal no aborda la raíz del problema: la falta de adaptación a las nuevas demandas del mercado y el exceso de producción en determinadas denominaciones de origen.

Alambique vino

Fondos propios y uso industrial: ¿una estrategia sostenible?

La Xunta financia completamente la destilación de crisis, con el objetivo de evitar que el alcohol obtenido ingrese al mercado alimentario. Sin embargo, esta medida tiene un costo significativo y no está clara su viabilidad a largo plazo.

Además, el destino del alcohol obtenido —desinfectantes, productos farmacéuticos o energéticos— plantea la cuestión de si realmente se está aprovechando de manera óptima el vino excedente. Aunque el uso industrial evita la competencia desleal en el mercado alimentario, no deja de ser un destino de bajo valor añadido.

Más allá de la destilación: repensar el modelo vitivinícola

El sector vitivinícola gallego necesita una estrategia integral que permita una mejor planificación de la producción, adaptándose a la realidad del consumo actual. La implementación de medidas preventivas, como la diversificación de productos o la promoción de vinos de mayor valor añadido, podría evitar recurrir de manera recurrente a medidas extraordinarias como la destilación de crisis.

Aunque la Xunta ha lanzado iniciativas como préstamos vendimia o ecorregímenes, es fundamental que se articulen políticas que permitan a las bodegas anticiparse a los cambios en el mercado. El modelo de producción debe ser sostenible, no solo desde el punto de vista económico, sino también en cuanto a su capacidad para responder a la variabilidad del consumo.

¿Medida necesaria o repetición de errores?

La destilación de crisis en Galicia refleja la falta de una estrategia de largo plazo en el sector vitivinícola. Mientras los productores ven cómo sus bodegas se llenan de producto sin salida, las soluciones temporales como la destilación industrial no parecen ofrecer una perspectiva de futuro clara.

Si bien es cierto que el uso industrial del alcohol evita perjudicar al mercado alimentario, el hecho de depender año tras año de esta medida sugiere que el problema es mucho más profundo. El sector necesita una transformación estructural que permita una mayor diversificación de productos y una gestión más eficiente de la oferta, adaptándose a las nuevas tendencias de consumo y evitando así recurrir a soluciones de emergencia.

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