- Escolares de Boqueixón plantan frondosas autóctonas para aprender el valor de los bosques y su papel esencial en el futuro del medio rural gallego.
Educación forestal: sembrando conciencia en el rural
El monte también se cultiva con educación. Así lo demuestra la iniciativa que ha llevado a escolares de Boqueixón (A Coruña) a participar en una plantación de frondosas autóctonas en el entorno del Pico Sacro, una acción que va más allá del simbolismo y que conecta a las nuevas generaciones con los valores del territorio rural y forestal gallego.
Organizada por la Consellería do Medio Rural, en el marco del Día Internacional de los Bosques, la jornada contó con la presencia del director xeral de Planificación e Ordenación Forestal, José Luis Chan, y del alcalde de Boqueixón, Ovidio Rodeiro.
Plantar árboles para entender el monte
En un momento en el que el rural gallego necesita más que nunca personas formadas, comprometidas y arraigadas, acciones como esta siembran más que árboles: siembran vínculo, respeto y conocimiento.
Durante la actividad, el alumnado plantó ejemplares de especies frondosas autóctonas —como carballos o bidueiros—, que forman parte de los 8.000 árboles cedidos por la Xunta a centros educativos, concellos y comunidades de montes vecinales de toda Galicia para promover la sensibilización ambiental desde edades tempranas.
Más allá del aula: bosque como escuela
Según destacó José Luis Chan, este tipo de experiencias prácticas ayudan a la juventud a comprender que los bosques no son solo paisajes, sino ecosistemas vivos, generadores de agua, biodiversidad, empleo y cultura. También son una de las principales herramientas contra el cambio climático, la erosión del suelo y la despoblación del medio rural.
La plantación en Boqueixón permite al alumnado ver, tocar y cuidar el monte. Y, sobre todo, entender la importancia de gestionar y proteger de forma activa los espacios forestales, frente a la idea pasiva de que “el bosque se cuida solo”.
Una apuesta educativa con futuro
Este programa de reforestación educativa forma parte de una estrategia más amplia de la Xunta para implicar a la población en el cuidado y uso sostenible del monte gallego, especialmente en un contexto de creciente riesgo de incendios, presión urbanística y abandono de tierras.
Actividades como la de Boqueixón son también una forma de acercar la educación ambiental a la escuela rural, a menudo más próxima a los ecosistemas forestales, pero no siempre dotada con recursos o iniciativas que traduzcan esa cercanía en aprendizaje activo.
Raíces nuevas para un rural con futuro
La protección de los bosques gallegos no empieza con la ley ni termina con la extinción de un incendio: empieza con el conocimiento y el respeto, desde la infancia.
Cada árbol plantado por estos jóvenes es una semilla de conciencia que puede germinar en futuros silvicultores, ingenieras forestales, técnicas de prevención o simplemente personas que valoran y cuidan su tierra.
El rural necesita raíces nuevas. Y no hay mejor forma de plantarlas que con las manos llenas de tierra… y el futuro por delante.