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viernes, mayo 16, 2025

La Ulla dice basta al viñedo industrial masivo

  • Productores y vecinos se oponen a nuevos viñedos industriales en Vedra por su impacto ambiental, económico y social en la comarca de la Ulla.

Un modelo de viñedo que amenaza al rural gallego

La comarca de la Ulla, conocida por su riqueza agrícola, paisajística y cultural, vive hoy una encrucijada: resistir o dejarse arrollar por la expansión del viñedo industrial. La alarma ha saltado tras el nuevo proyecto de la bodega Martín Códax, que pretende convertir más de 18,5 hectáreas del municipio de Vedra en plantaciones intensivas de albariño. Y la respuesta desde el territorio ha sido clara: no más viñedo industrial en la Ulla.

Detrás de esta oposición se encuentran la Asociación Defensa da Ulla Verde, el Sindicato Labrego Galego da Comarca da Ulla y la Plataforma Sí a un Rural Vivo. Las tres entidades han unido fuerzas para denunciar el riesgo que supone este modelo de cultivo intensivo, tanto para el medioambiente como para la salud de los vecinos y la sostenibilidad del tejido agrario local.

Pesticidas cerca de las casas y talas masivas de monte

Uno de los principales temores es el uso sistemático de herbicidas y pesticidas. Según denuncian las asociaciones, hay empresas que fumigan “cada cinco días”, incluso en parcelas que lindan con viviendas. El cultivo intensivo con productos químicos de síntesis no solo pone en riesgo la salud humana, sino que afecta directamente a la biodiversidad del valle y a los suelos y aguas que alimentan otras producciones locales, especialmente la hortícola.

Además, la transformación del paisaje es cada vez más evidente. “Las talas masivas de monte autóctono para plantar viñedo han cambiado por completo la fisonomía del valle”, explican desde la asociación. Lo que antes eran soutos, carballeiras y zonas de biodiversidad natural, hoy empieza a parecerse a un monocultivo industrial sin alma.

Una amenaza para el pequeño viticultor

El avance de las grandes bodegas también está tensionando el mercado local. Muchos pequeños viticultores temen por su futuro. “Si las grandes empresas plantan su propia uva, dejan de comprar a los pequeños productores”, denuncian. El caso de la última vendimia en la Ribeira Sacra, donde muchas uvas quedaron sin comprador, es un aviso que resuena con fuerza en la comarca.

Las pequeñas bodegas, por su parte, pierden espacio en los mercados de proximidad frente al empuje de las grandes marcas, que concentran producción, precios y distribución. Un fenómeno que precariza al sector rural en su conjunto y limita el acceso a productos locales diferenciados.

Un impacto que va más allá del viñedo

La comarca de la Ulla no solo produce vino. Es una zona rica en producción hortícola y ganadera, con un modelo diversificado que ha sostenido la economía local durante generaciones. Pero la contaminación derivada del viñedo intensivo —ya sea por deriva de pesticidas o por alteración del suelo y el agua— pone en peligro cultivos compatibles y sostenibles.

“Este modelo industrial pone en jaque la convivencia entre actividades agrícolas”, sostienen desde el Sindicato Labrego. Y advierten: si no se frena ahora, el daño podría ser irreversible.

Proceso en marcha: exposición pública y movilización social

Martín Códax ya ha solicitado el cambio de uso de las parcelas y la Xunta ha publicado la evaluación ambiental simplificada, actualmente en fase de exposición pública. Las organizaciones del territorio se están movilizando para informar a la población y facilitar la presentación de alegaciones. Habrá asambleas abiertas en los próximos días para explicar cómo puede participar la ciudadanía.

“Lo que pedimos no es que no haya actividad económica, sino que esta sea compatible con la vida que siempre hemos tenido aquí”, señala Paulo Rubido, portavoz de Defensa da Ulla. “Nos estamos organizando como vecinos para defender nuestro modo de vida”.

Un rural que quiere vivir, no solo producir

La protesta en la Ulla no es un rechazo al vino, ni al empleo rural. Es una llamada de atención sobre los límites de un modelo extractivo que prioriza volumen sobre valores, y que pone en riesgo el equilibrio de un rural vivo. En tiempos de transición ecológica, no todo vale. Y en la Ulla, lo tienen claro.

La pregunta que queda sobre la mesa es: ¿queremos un rural diversificado, habitable y sano? ¿O un paisaje colonizado por monocultivos industriales y pueblos vacíos?

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