- Las amenazas arancelarias de EE.UU. preocupan al sector agroalimentario español. La incertidumbre podría traducirse en un fuerte impacto económico si se materializan.
La sombra del proteccionismo vuelve a oscurecer el comercio internacional. La reciente amenaza de Donald Trump de imponer aranceles a productos agroalimentarios europeos ha encendido las alarmas en la industria española, que ve en esta medida un posible golpe devastador para sus exportaciones.
Aunque por ahora no hay medidas concretas, el sector no oculta su preocupación. “Es una mala noticia”, advierte el director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo, quien alerta de un posible daño económico “muy grande” si finalmente los aranceles se hacen efectivos.
Un mercado clave en riesgo
Estados Unidos es un mercado estratégico tanto para España como para el conjunto de la Unión Europea. La aplicación de aranceles encarecería significativamente los productos españoles, reduciendo su competitividad frente a productores locales o de otros países sin estas barreras comerciales.
García de Quevedo subraya que aún hay incertidumbre sobre cómo se aplicaría la medida: “No es lo mismo un arancel generalizado a toda la UE que uno diferenciado por categorías de productos”.
Las advertencias de Trump llegan en un contexto de escalada proteccionista. Esta semana ya han entrado en vigor nuevos gravámenes del 25 % a importaciones de México y Canadá, mientras que los bienes chinos han visto sus aranceles duplicarse hasta el 20 %.
Un arma política con efectos impredecibles
Más allá de su impacto comercial, los expertos coinciden en que las amenazas de Trump tienen un fuerte componente político. Su discurso busca reforzar la idea de una reindustrialización estadounidense, pero a largo plazo el proteccionismo puede ser un arma de doble filo.
“Las barreras comerciales terminan perjudicando al propio país que las impone”, advierte José María Bonmatí, director general de Aecoc. Según él, este tipo de políticas reducen la presión competitiva interna y pueden generar inflación, debilitando la economía en el futuro.
La industria busca alternativas
Ante la incertidumbre, muchas empresas españolas ya exploran mercados alternativos para diversificar riesgos y reducir su dependencia de Estados Unidos. No obstante, los empresarios insisten en que la solución debe llegar por la vía diplomática.
“Es un problema que debe resolverse políticamente antes de que cause daños irreparables”, concluye García de Quevedo. Mientras tanto, el sector sigue en vilo, con la esperanza de que las amenazas de Trump no se conviertan en realidad.