- Concentración parcelaria en Teo y movilización de tierras en A Peroxa avanzan para facilitar la actividad agroforestal y frenar el abandono rural.
La Galicia rural está reordenando su mapa, y lo hace con herramientas pensadas para darle nueva vida a miles de hectáreas abandonadas o mal aprovechadas. En los concellos de Teo (A Coruña) y A Peroxa (Ourense) se está consolidando una apuesta clara por devolverle a la tierra su función productiva, con beneficios directos para el agro, el monte y la economía local.
Ambos concellos avanzan en dos líneas complementarias: en Teo, con la concentración parcelaria, y en A Peroxa, con la movilización de tierras y la creación de polígonos agroforestales. Dos herramientas clave para reorganizar la propiedad, mejorar los accesos y permitir un uso realista, adaptado a las necesidades del siglo XXI.
Teo: unir lo disperso para producir más y mejor
El municipio coruñés de Teo ha iniciado ya procesos de concentración parcelaria que buscan reducir el número de fincas por propietario y aumentar su tamaño y funcionalidad. La idea es sencilla, pero poderosa: menos trozos, más manejables. Esto permite desde introducir maquinaria moderna hasta facilitar el cultivo de forrajes, la implantación de pastos rotacionales o incluso nuevos proyectos agroecológicos.
Durante una reunión reciente entre la alcaldesa del municipio y la directora de la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural, se evaluaron los avances actuales y se valoró la posibilidad de extender esta fórmula a más zonas del concello. En una comarca con potencial agrario y con población joven interesada en el relevo, contar con fincas accesibles y de mayor dimensión puede ser la diferencia entre quedarse o marchar.
A Peroxa: recuperar el monte para el futuro
En el caso de A Peroxa, la estrategia pasa por una movilización directa de tierras improductivas a través de polígonos agroforestales, un modelo que busca activar grandes superficies en desuso de forma coordinada. El polígono de Mirallos, con 44,52 hectáreas movilizadas, y el de Carballedo-A Peroxa, con 25,48 hectáreas, son los primeros pasos de un proyecto que puede transformar la comarca.
Estas superficies, una vez agrupadas, pueden ser destinadas a plantaciones forestales ordenadas, silvopastoreo o cultivos extensivos con valor añadido, en un contexto en el que el abandono del monte supone un riesgo constante de incendios, erosión y pérdida de biodiversidad. Además, la recuperación de estos terrenos abre nuevas posibilidades para cooperativas, explotaciones familiares y jóvenes emprendedores del rural.
Más allá del mapa: un cambio estructural
Este tipo de iniciativas tienen un impacto directo en la economía rural, pero también en la forma en que la población se relaciona con su entorno. Fincas útiles significan menos burocracia, más rentabilidad y mejores condiciones de trabajo. Pero también implican más oportunidades para el relevo generacional y para el asentamiento de nuevos perfiles profesionales en el rural.
A esto se suma el impulso de programas como Leader, que en el caso de A Peroxa están permitiendo financiar parte de estos proyectos y dar soporte técnico a sus promotores. Así, la movilización de tierras no solo es una cuestión agronómica, sino una verdadera política de desarrollo rural con visión a largo plazo.