- El sector agrario y ecologista gallego se opone al plan minero de Doade por su alto riesgo ambiental, social y para la salud del rural.
El rural gallego planta cara a la minería del litio
El campo gallego vuelve a decir “no” a una mina. Esta vez, el foco está en la parroquia de Xirazga, en Beariz (Ourense), donde el proyecto de reapertura de la mina de Doade amenaza con convertirse en una herida abierta en pleno corazón del rural. Lo que para las grandes empresas es una “oportunidad estratégica”, para las comunidades locales y colectivos agrarios y ecologistas es un riesgo inasumible.
El Sindicato Labrego Galego, la Plataforma Mina Touro–O Pino NON y Ecoloxistas en Acción Galicia han alzado la voz contra la inclusión de esta mina en la lista de proyectos estratégicos de la UE en el marco del Reglamento de Materias Primas Fundamentales. Esto permitiría una tramitación más rápida y expropiaciones forzosas, pero reduciría drásticamente la capacidad de oposición vecinal y la evaluación ambiental detallada.
Impactos ocultos, beneficios ajenos
Las organizaciones denuncian una estrategia opaca por parte de las instituciones europeas y del grupo promotor, Recursos Minerales de Galicia, filial del conglomerado Samca, con intereses tanto en minería como en energías renovables. Bajo el pretexto de asegurar materias primas para sectores “verdes” o “estratégicos”, el proyecto pone en riesgo el agua, el aire, la tierra y la salud de la población rural.
Y no es una alarma infundada. Ya en 2014, el Instituto Geológico y Minero de España advertía del riesgo de formación de aguas ácidas en este yacimiento. Además, según documentos de la propia empresa, se contempla la extracción y tratamiento de minerales radiactivos como el cesio y el rubidio, con escombreras al aire libre a menos de un kilómetro de núcleos habitados. Todo ello en una zona de montaña con acuíferos sensibles y fuerte identidad agroforestal.
Tierra comunal amenazada
El proyecto afectaría directamente a 13,62 hectáreas de monte comunal gestionado por la Comunidad de Montes Veciñal en Man Común de Lama, Cega e Bisticobo. La declaración de “proyecto estratégico” permitiría incluso la expropiación forzosa de estos terrenos, lo que supondría un duro golpe a la soberanía local y a los modelos de gestión sostenible que comunidades rurales llevan décadas manteniendo.
Este modelo extractivista choca de frente con las políticas de recuperación del monte gallego, el impulso a las comunidades energéticas rurales y el desarrollo de cadenas de valor agroganaderas sostenibles. ¿Qué sentido tiene hablar de transición ecológica mientras se destruyen los ecosistemas y se ignora a quienes viven y cuidan la tierra?
Una respuesta colectiva en defensa del territorio
Las organizaciones firmantes insisten en que esta no es una lucha aislada. El rural gallego ha conseguido frenar antes otros proyectos mineros —como el de Touro— y aseguran que volverán a hacerlo. Esta vez, con el respaldo de la población de O Suído y también con el apoyo de plataformas ciudadanas al otro lado de la frontera, en el norte de Portugal, igualmente amenazado por la fiebre del litio.
El mensaje es claro: el litio no se come. No puede haber tecnología “verde” si se construye sobre territorios sacrificados y comunidades ignoradas. Desde el rural gallego se reclama transparencia, participación real y una política pública que priorice la vida, la biodiversidad y la soberanía alimentaria, frente a los intereses de grandes fondos y empresas extractivas.