- La violencia machista golpea con fuerza en el medio rural, donde la invisibilidad y la falta de recursos hacen más vulnerable a las mujeres y sus familias.
El 25 de noviembre marca el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una fecha para visibilizar una lacra que atraviesa generaciones y geografías. En el mundo rural, donde los recursos son escasos y el “qué dirán” pesa como una losa, el desafío es mayor.
FADEMUR, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, alza la voz para denunciar sin paliativos la violencia machista, calificándola como una flagrante vulneración de derechos y un obstáculo insalvable para la igualdad. Las cifras son contundentes: un 40% de las mujeres asesinadas en 2024 vivían en municipios de menos de 20.000 habitantes, y el 75% de los menores víctimas de violencia vicaria residían en localidades de menos de 7.000.
Una lucha silenciada
La invisibilidad, la falta de independencia económica y la presión social impiden que miles de mujeres rurales puedan salir de círculos de violencia que, según estudios, pueden prolongarse hasta 20 años antes de ser verbalizados.
Para FADEMUR, esta realidad es intolerable. Piden más recursos y una mejor coordinación en el medio rural, donde la atención psicológica y social para las víctimas es manifiestamente insuficiente. “Cada mujer asesinada dentro del sistema VioGén es un fracaso colectivo”, aseguran.
El problema no es solo local. La violencia vicaria en estos entornos refleja un drama oculto: la ausencia de mecanismos de protección efectivos para niños y niñas en municipios pequeños. A esto se suma la necesidad de desagregar los datos oficiales por tamaño de población, para iluminar una realidad que sigue oculta.
Educación como prevención
Para erradicar esta lacra, FADEMUR insiste en la educación como herramienta principal. La prevención pasa por inculcar valores de igualdad desde edades tempranas, sensibilizar a la sociedad y cuestionar estereotipos de género que perpetúan la violencia.
En este contexto, el maltratador debe convertirse en el verdadero foco de la vergüenza social, cambiando la narrativa que tradicionalmente pone la responsabilidad en las víctimas.
Hacia un nuevo Pacto de Estado
FADEMUR trabaja en un nuevo Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que integre enfoques de género y territorio, y ponga atención en todas las formas de violencia, incluidas las sexuales y digitales. Destacan también el papel esencial de las asociaciones de mujeres rurales, que, con conocimiento directo de la realidad, pueden liderar iniciativas transformadoras.
Ver Video. En un pueblo se sabe. O no (II)
“En un pueblo todo se sabe. O no”
Como parte del programa Cultivando Igualdad, FADEMUR ha lanzado un nuevo spot rodado en Robregordo, Madrid. Bajo el lema “En un pueblo todo se sabe. O no (II)”, el vídeo confronta la acción del maltratador y explora las masculinidades tóxicas que perpetúan la desigualdad. Este enfoque invita a la reflexión, especialmente dirigida a los hombres, como agentes imprescindibles del cambio.
Un camino urgente
Mientras FADEMUR continúa su labor, recalca que la erradicación de la violencia machista no es tarea de un solo colectivo, sino una responsabilidad social compartida. El medio rural, lejos de ser una barrera, puede convertirse en un espacio de resiliencia y transformación, siempre que se garantice la presencia de recursos adecuados y compromiso político.
La lucha sigue, con un objetivo claro: que ninguna mujer tenga que vivir con miedo, y que el silencio nunca sea más fuerte que la justicia.