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domingo, julio 6, 2025

Si el ganadero gana dinero, las empresas del sector ganan millones.

  • Ganaderos más rentables y preparados sostienen un sector lácteo que exporta, crece y factura millones. ¿Quién se lleva realmente el beneficio?

Ganaderos más fuertes, pero menos visibles

La afirmación es directa: “¿El ganadero gana dinero? Sí, y lo mejor está por llegar”. Quien la firma no es cualquier portavoz: lo dice José Armando Tellado, director general del grupo Central Lechera Asturiana, una de las compañías más importantes del sector lácteo nacional, con sede industrial en Asturias, presencia directa en Galicia y negocios en 58 países.

Y sin embargo, esa aparente buena noticia se apoya sobre una paradoja que no puede pasar desapercibida: los ganaderos ganan, sí, pero las industrias del sector —transformación, comercialización, distribución— ganan mucho más.

Lo que en términos macroeconómicos se traduce como “eficiencia y rentabilidad”, sobre el terreno tiene otros matices.

Menos ganaderos, más producción… ¿más justicia?

En la última década (2015–2025), el número de ganaderos en Galicia y Asturias se ha reducido aproximadamente a la mitad. Pero la producción total ha subido. Es decir, menos manos producen más leche. Y lo hacen mejor, con más formación, mayor tamaño medio de las explotaciones, y un enfoque cada vez más profesional.

Este fenómeno, que algunos llaman “transformación positiva del sector”, tiene dos caras:

  • Por un lado, muestra la capacidad de adaptación del rural gallego.
  • Por otro, pone sobre la mesa una concentración de beneficios que rara vez vuelve íntegra a la base: el ganadero.

Mientras tanto, la industria láctea bate récords: el grupo de Tellado, por ejemplo, cerró el pasado ejercicio con un EBITDA de 56 millones de euros, con fuerte crecimiento en productos como nata, queso y derivados destinados a mercados internacionales.

El futuro del sector se juega en el noroeste

El propio Tellado lo admite: el “partido lácteo” se jugará en Galicia y Asturias. Son las regiones donde el potencial productivo, la calidad de la leche y la base ganadera siguen siendo sólidos. También donde más se juega la pervivencia del rural, el relevo generacional y el equilibrio territorial.

La exportación será clave. Hoy, productos lácteos gallegos y asturianos llegan a China, Senegal, India o América Latina. La demanda mundial crece, mientras que en Europa la producción tiende a estabilizarse o incluso a disminuir. Eso hace que la grasa y proteína láctea estén a precios históricamente altos.

Pero no todo es tan sencillo: el ganadero sigue navegando entre normativas cambiantes, precios inestables en origen, burocracia excesiva y falta de mano de obra. ¿Quién sostiene el peso de esa estructura? No es la multinacional. Es la persona que, día tras día, ordeña, alimenta, limpia, registra y ajusta sus cuentas al céntimo

La amenaza del olvido: ¿quién cuida a quien cuida?

Durante la pandemia, el sector agroalimentario no falló. La leche siguió llegando a los hogares y supermercados como si nada. Pero la pregunta de fondo sigue viva: ¿por qué damos por hecho que siempre habrá comida?

Tellado lo resume con crudeza: “Mi madre me preguntó a dónde iba durante el confinamiento. Le dije: voy a trabajar para que tú no mueras. No estoy exagerando”.

El mensaje no puede ser más claro: si no cuidamos a quien produce, ni chefs, ni supermercados, ni consumidores podrán seguir disfrutando de alimentos de calidad.

El riesgo de despoblamiento es real. Y el reconocimiento social del ganadero sigue sin alcanzar el valor que merece. “¿Queremos vivir en un mundo sin vacas?”, pregunta el CEO de Central Lechera. Una provocación necesaria.

Infraestructura, juventud y respeto: pilares del futuro rural

Si queremos consolidar un modelo lácteo estable y duradero, necesitamos algo más que precios aceptables. Hace falta visión estratégica:

• Servicios públicos y ocio en el rural

• Menos trabas burocráticas

• Seguridad jurídica para emprender y planificar

Respeto social al trabajo del campo

Porque, como apunta Tellado, no se trata solo de producir más. Se trata de que el medio rural sea habitable, digno y atractivo para nuevas generaciones.

Hoy, la rentabilidad está. La profesionalización también. Pero el reto es lograr que el éxito económico del sector se traduzca en bienestar rural. Que los millones de euros que genera la industria no se queden en los despachos, sino que lleguen a las granjas.

En resumen, la ganadería láctea gallega ha demostrado su capacidad de transformación y crecimiento. Pero el campo no puede vivir solo de estadísticas. La distribución y la industria ganan millones. El ganadero, en muchos casos, apenas gana tranquilidad.

Si de verdad el ganadero gana dinero… que se note en el rural. Porque sin él, no hay leche, ni sector, ni país que se alimente solo.

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