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lunes, julio 7, 2025

Galicia acorrala al IBR y la BVD en las granjas de leche

  • Las explotaciones gallegas avanzan hacia la erradicación del IBR y la BVD, dos enfermedades víricas que lastran producción, salud animal y comercio.

Dos virus, un mismo objetivo: erradicarlos

IBR y BVD son nombres que durante décadas han generado preocupación en las explotaciones gallegas. Hoy, gracias al trabajo constante de las Agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG), Galicia ha conseguido posicionarse por delante del resto de comunidades autónomas en la lucha contra estas enfermedades víricas que afectan especialmente al vacuno de leche.

Ambas patologías comparten características: son inmunodepresoras, presentan síntomas similares a otras infecciones y solo pueden diagnosticarse con precisión mediante pruebas de laboratorio. Pero sobre todo, su presencia impacta directamente en la rentabilidad, el bienestar animal y las posibilidades comerciales de las explotaciones.

IBR: un virus silencioso pero muy contagioso

La Rinotraqueítis Infecciosa Bovina (IBR), provocada por un herpesvirus (BoHV-1), se transmite principalmente por vía respiratoria. Su entrada en una granja puede producirse incluso a través de la ropa del personal o con la incorporación de animales infectados, propagándose rápidamente entre reses.

Galicia puso en marcha en 2004 su propio programa de control voluntario a través de las ADSG, basado en el análisis de muestras de leche y sangre. Mientras tanto, el programa nacional, diseñado en 2019 junto con la prohibición de vacunas convencionales, se ha retrasado debido a la irrupción de otras enfermedades emergentes como la lengua azul o la EHE.

A diferencia del plan estatal, que obligará a vacunar todas las explotaciones con positivos, en Galicia la decisión era del ganadero. El resultado ha sido notable: si en 2004 un 35% de las vacas analizadas en Galicia resultaban positivas, en 2023 apenas se detectaron tres casos.

“Estamos en condiciones reales de erradicar el IBR de forma progresiva”, aseguran desde el Laboratorio de Sanidad Animal de Mabegondo.

Importaciones con trampa: el coste sanitario que asumimos nosotros

Durante años, muchas de las vacas infectadas en países como Alemania acabaron en explotaciones españolas —especialmente gallegas— bajo la etiqueta de “vacas de importación”. Este movimiento permitió a países exportadores limpiar su cabaña ganadera sin necesidad de sacrificar animales infectados, descargando el problema sanitario en regiones como Galicia.

Fue así como el IBR se introdujo en numerosas granjas gallegas. Y mientras otros países saneaban, aquí el virus se propagaba en silencio, sin controles suficientes ni mecanismos de defensa.

¿Dónde estaban las autoridades comunitarias para impedir estas prácticas?

¿Qué hicieron los gobiernos españoles para proteger a los ganaderos de estas importaciones de riesgo?

Ahora, años después, se baraja la aplicación obligatoria del programa estatal de control del IBR, que implicará gastos adicionales para las explotaciones, desde vacunación masiva hasta el sacrificio de animales. Una doble injusticia: quienes recibieron el problema sin haberlo generado, tendrán que pagar ahora para solucionarlo.

BVD: el virus que nace dentro

La Diarrea Vírica Bovina (BVD) es otro de los grandes desafíos sanitarios del sector. Causa abortos, reabsorciones embrionarias, neumonías o diarreas, pero lo más preocupante es la aparición de animales persistentemente infectados (PI): reses que nacen ya portando el virus y lo diseminan de forma constante.

Cuando un PI está presente en una granja, el virus se propaga a toda la cabaña. Toser, defecar o incluso lamer a otro animal puede bastar para extender la infección. De ahí la importancia de detectarlos a tiempo y eliminarlos.

Una de las dificultades de diagnóstico radica en que, si una vaca gestante porta un PI en su interior, este no se detecta hasta el momento del parto. Si ese becerro nace entre otras vacas, el contagio comienza de inmediato. “Hemos visto explotaciones enteras que pasaron un año generando nuevos infectados sin saberlo”, advierten los técnicos.

Diagnóstico precoz y vigilancia constante

La recomendación actual es diagnosticar lo antes posible, incluso antes de que el becerro consuma el calostro. Las pruebas serológicas permiten conocer si un animal es portador de anticuerpos o si la infección es reciente o crónica. Cuando se detectan positivos, es necesario repetir análisis pasados unos meses, especialmente si se trata de animales jóvenes que se pretende mantener en la granja.

En enfermedades como la BVD, el balance energético del animal es clave. “Toda la energía que gasta luchando contra un virus, es energía que no emplea en producir leche o en defenderse de otras patologías”, subrayan los especialistas.

Galicia marca el camino… aunque lo pague el sector

Pese a la falta de coordinación institucional a nivel europeo y nacional, Galicia ha tomado la delantera en sanidad animal gracias al esfuerzo de los ganaderos y al trabajo técnico de las ADSG. La situación actual permite ser optimistas, pero también obliga a recordar que muchas de estas enfermedades no llegaron solas: fueron importadas con consentimiento político y complicidad institucional.

El futuro del sector pasa por consolidar estas políticas de control, pero también por exigir responsabilidades y apoyo real para que no sean los de siempre —los ganaderos— quienes paguen los errores del pasado.

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