- La Fiscalía investiga la grave contaminación del embalse de As Conchas por macrogranjas, señalando inacción de la Xunta y vulneración de derechos.
Un embalse convertido en vertedero
El embalse de As Conchas, en la comarca de A Limia (Ourense), se ha transformado en uno de los ecosistemas acuáticos más degradados de la península. La Fiscalía ha solicitado una investigación sobre la grave contaminación ambiental, atribuyendo responsabilidades a la Xunta de Galicia y a la Confederación Hidrográfica Miño-Sil por permitir vertidos masivos de purines procedentes de explotaciones ganaderas intensivas.
Los análisis científicos advierten de concentraciones alarmantes de nitratos, nitritos y bacterias resistentes a antibióticos, poniendo en riesgo no solo la biodiversidad acuática del embalse, sino también la salud de los vecinos y la viabilidad de otros sectores vinculados al agua, como el turismo o la pesca fluvial.
La carga ganadera de A Limia: desbordada
En una comarca que alberga apenas 21.000 habitantes, se concentra una cabaña ganadera que equivale a entre 1,5 y 2 millones de personas. Esta carga desproporcionada ha saturado los suelos y acuíferos, transformando As Conchas en un punto crítico de contaminación. Vecinos de la zona denuncian olores insoportables y la necesidad de consumir agua embotellada, mientras el embalse ha perdido su valor recreativo y natural.
Apoyo de la industria al modelo intensivo
Mientras aumenta la presión social y judicial contra la contaminación de las macrogranjas, parte de la industria agroalimentaria continúa defendiendo el modelo intensivo. Grandes grupos cárnicos, así como algunas asociaciones ganaderas, sostienen que la producción en macrogranjas es esencial para garantizar la competitividad del sector y abastecer la demanda global de carne y derivados.
Este modelo se basa en concentrar grandes volúmenes de animales en espacios reducidos, optimizando costes y logística. Frente al sistema extensivo, más respetuoso con el medio, la ganadería intensiva ofrece márgenes más altos y un control más directo de la producción. Sin embargo, los impactos sobre el territorio, el agua y la salud pública han encendido un debate cada vez más visible.
En Galicia, los apoyos institucionales a este modelo han sido claves para su expansión, con autorizaciones sucesivas pese a las advertencias de científicos y colectivos ciudadanos. El conflicto entre rentabilidad y sostenibilidad está hoy más vivo que nunca.
Salud y medio ambiente, en juego
El deterioro del embalse de As Conchas ya tiene consecuencias visibles: enfermedades respiratorias, dolores de cabeza y malestar generalizado entre la población local. La biodiversidad acuática, antaño rica en especies, ha quedado diezmada por la acumulación de nutrientes y microorganismos tóxicos.
Además, el caso refleja un problema mayor que afecta a muchas otras zonas rurales de España, donde el avance de la ganadería industrial amenaza recursos hídricos clave y pone en jaque la coexistencia con otros usos del territorio.
Una demanda que puede marcar historia
En marzo, los vecinos de As Conchas, apoyados por organizaciones ecologistas y de consumidores, presentaron una demanda ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, alegando la vulneración de derechos fundamentales como la salud y el acceso a un medio ambiente adecuado.
Esta demanda, pionera en Europa, busca obligar a las autoridades a tomar medidas reales y efectivas para revertir la situación, y podría abrir la puerta a una nueva jurisprudencia sobre la responsabilidad ambiental de las administraciones ante actividades industriales contaminantes.
Repensar el desarrollo rural
La crisis ecológica en As Conchas es una alerta sobre los límites del modelo intensivo, y una oportunidad para repensar la relación entre el desarrollo agroindustrial y la protección de nuestros ecosistemas acuáticos. Galicia, tierra de mar y de agua, se enfrenta al reto de equilibrar economía y medio ambiente, antes de que otros embalses y rías sufran consecuencias similares.