- Las industrias lácteas mantienen precios base de 42 céntimos por litro para 2025, los más bajos del país y lejos de los estándares europeos, mientras aumentan las exigencias a los productores.
La renovación de contratos entre las industrias lácteas y las granjas de Galicia, principal región productora de leche en España, pone de relieve una realidad preocupante: los precios ofrecidos son continuistas, pero insuficientes para competir con otras comunidades autónomas y, mucho menos, con los estándares europeos.
Precios que no despegan: el contexto nacional y europeo
Las ofertas actuales de las principales empresas en Galicia fijan precios base en 42 céntimos por litro, ligeramente por debajo de la media nacional. En comparación:
• Asturias y Cantabria registran precios medios entre 46 y 48 céntimos.
• En la Unión Europea, los ganaderos disfrutan de precios superiores a 50 céntimos en países como Francia, Alemania y Holanda, donde además se aplican ayudas significativas al sector.
Este diferencial no solo afecta la rentabilidad de las explotaciones gallegas, sino que las deja en desventaja frente a sus competidores, dificultando la modernización y la implementación de las nuevas exigencias.
Impacto en el sector: ingresos mínimos y presión regulatoria
Con un coste de producción medio cercano a los 40 céntimos por litro en Galicia, el margen de beneficio para los ganaderos sigue siendo extremadamente reducido. Además, las industrias continúan incrementando sus demanda
• Bienestar animal: Certificaciones como el protocolo Welfair ya son obligatorias para muchas empresas, dejando fuera a pequeñas explotaciones.
• Calidad y sostenibilidad: Naturleite, por ejemplo, bonifica únicamente la leche que cumple altos estándares de calidad higiénica y medioambiental.
• Volumen de recogida: En contraste con otras regiones, Galicia carece de bonificaciones significativas por grandes volúmenes, penalizando a explotaciones más productivas.
Ofertas actuales: estabilidad a la baja
Las principales empresas lácteas en Galicia han presentado propuestas que, aunque mantienen el precio base en 42 céntimos durante los primeros meses del contrato, anuncian bajadas para el segundo semestre:
• Lactalis: 42 céntimos hasta septiembre, con una caída a 40 céntimos desde octubre.
• Larsa: Precios escalonados que llegan a los 39 céntimos en otoño, el nivel más bajo en años.
Otras industrias, como Entrepinares o Reny Picot, han ajustado sus ofertas para igualar a la competencia, pero sin superar la barrera de los 42 céntimos en la mayoría de los casos.
Bienestar animal: ¿una oportunidad o un obstáculo?
Aunque las certificaciones de bienestar animal pueden significar una ventaja competitiva, también implican costos adicionales para los productores. Empresas como Lactalis y Larsa ya no recogen leche de explotaciones que no cumplan estos estándares, obligando a muchas granjas pequeñas a reconvertirse o abandonar la actividad.
La paradoja de Galicia: producir más, ganar menos
Galicia es la principal región lechera de España, aportando más del 40% de la producción nacional. Sin embargo, esta preeminencia no se traduce en mejores precios para los productores. En parte, esto se debe a:
1. Exceso de oferta: Galicia produce más leche de la que se consume a nivel nacional, lo que reduce el poder negociador de los ganaderos.
2. Falta de diversificación: A diferencia de regiones como Asturias, donde se producen quesos y otros derivados de alto valor añadido, gran parte de la leche gallega se destina al consumo líquido, con márgenes más bajos.
Continuamos con precios bajos y un futuro incierto
Mientras las industrias apuestan por mantener precios continuistas, los ganaderos gallegos enfrentan un panorama desalentador: los precios más bajos de España, una creciente presión por cumplir normativas y la necesidad de competir en un mercado europeo que les lleva ventaja. Si no se adoptan medidas urgentes para mejorar la rentabilidad del sector, Galicia corre el riesgo de perder su liderazgo lechero, dejando a miles de explotaciones en una situación crítica.
El sector necesita no solo estabilidad, sino también precios justos que permitan a los ganaderos gallegos competir en igualdad de condiciones con el resto de España y Europa.